No es país para viejos
Acabó el Tour, y acabó también una era. El apoteósico hundimiento de Armstrong, Evans, Kloden, Leipheimer, Basso y “berrinches” Sastre entierra definitivamente la pleistocénica era que gobernó con mano de hierro el ya triatleta de Texas. El Tour marcó su dictadura y, en la que fue su mejor semana de la temporada, el Tío del Mazo repartió sin cesar a americanos, australianos o ganadores del Giro de Italia sin darles siquiera opción de llegar con vida a los Pirineos.
Hubo incluso quien apuntó, antes del Tour, que era imposible que el norteamericano de hierro, Lance Armstrong, quedase a más de nueve minutos de Alberto Contador. Menudo profeta. Se cayó con todo el equipo, con todo el RadioShack. Armstrong a 39 minutos, Kloden a 16, Leipheimer a más de 14, Brajkovik a una hora y veintitres minutos… Ahí es nada.
Excelente campaña la de los chicos de Bruyneel, rematada por el positivo del joven corredor chino de 31 años Li Fuyo en un control antidopaje realizado en la prestigiosa prueba belga Dwars Door Vlaanderen.
Y es que el Tour es muy duro. Que se lo cuenten si no a Basso, a Evans, a Sastre y a todos los que corrieron el Giro de este año, una prueba maravillosa, durísima, con un circuito muchísimo más montañoso y exigente que el Tour pero con una pequeña salvedad. No se corre en julio.
Por eso los mejores del mundo se deciden en el Tour, y por eso tienen 25 y 27 años respectivamente, y por eso le sacan una distancia abismal al resto. Y opiniones hay para todos los gustos, desde quién dice que el ciclismo es ahora “de niñatos” hasta quien afirma que Andy y Alberto forman una pareja de baile estupenda y les vaticinan duelos al estilo Nadal- Federer, con lagrimitas de fondo en los campos elíseos y palmaditas al estilo Sam y Frodo en el monte del Destino mientras se cambian las camisetas.
Sea por una cosa, sea por la otra, lo innegable es que el ciclismo ha vuelto por sus fueros. Los datos de audiencia de la etapa del Tourmalet no se alcanzaban desde 1997, cuando ganó Ullrich en Arcalís, hace ya 13 largos años y muchos aburridísimos tours. El ciclismo vuelve a ser apasionante y duro, durísimo, al alcance de muy muy pocos.
No es país para viejos. El que se equivocó al apostar, que pague ahora la cerveza.
Por Techo Díaz
