Contador elige: ¿Merckx o Bossman?

 

Alberto Contador está en condiciones de rivalizar con ciclistas de la talla de Indurain, Merckx, Hinault, Anquetil o Amrstrong. Sus condiciones naturales y el currículum que empieza a atesorar así lo hacen pensar.

Sin embargo, Contador podría ser el hombre que salve al ciclismo. Algo así como Marc Bossman lo fue en relación a los derechos laborales de los deportistas en el marco de las relaciones laborales en el ámbito de la Unión Europea.

Puestos a elegir, cualquiera preferiría ser Merckx a Bossman. El caníbal o un humilde futbolista de los Países Bajos parece una elección sencilla. Sin embargo, Contador, siendo Bossman, aprovechando la justa furia que seguramente siente por el trato que los distintos organismos ciclistas mundiales le están propinando, podría hacer por el ciclismo un servicio incomparable.

 

Porque se mire por donde se mire, el daño ya está hecho. Contador, a quien le buscaban las cosquillas por su superioridad y, no lo neguemos, por ser español, ha quedado tocado con la historia del clenbuterol. A partir de ahora, cada aficionado, sobre todo fuera de España, tendrá su propia verdad sobre la calidad del pinteño y su palmarés quedará ensombrecido por culpa de un sistema deportivo injusto y leonino que se ceba con muchos deportistas, pero más que con ningún otro, con los que utilizan la bicicleta como herramienta de trabajo.

Contador ya no tendrá los contratos publicitarios que tiene Nadal ni aspirará a los patrocinios de Fernando Alonso. Ninguna ONG querrá unir su imagen a la del ciclista, teniendo la posibilidad de hacerlo con la de, pongamos por caso, Pau Gasol.

Por eso, el enorme corredor madrileño tiene ante sí la posibilidad de denunciar que ha sido víctima de un daño moral y económico irreparable, emprender una batalla legal sin precedentes para hundir, a través de una demanda milmillonaria por lucro cesante evidente, a los ridículos organismos ciclistas que han llevado al deporte de las dos ruedas de las secciones olímpicas de los medios a la crónica de sucesos.

Si yo fuera Contador, desde luego preferiría ser Bossman, lo que en un deporte herido de muerte como el ciclismo equivale a ser Martin Luther King. Y es que algunos tenemos un sueño: que los ciclistas sean tratados como los futbolistas, como los jugadores de baloncesto, como los tenistas.

 

Por: Richard Cutero

Merckx

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