Por Techo Díaz.- No todo el mundo sabe que existió un Barça de ciclismo, ni que tuvo un pasado glorioso, ni que se creó en 1927, que desapareció años más tarde y tuvo un tímido intento de volver a reaparecer en la primera década del siglo XXI.

En 1929, la estrella del momento, Mariano Cañardo Lacasta, ganaba la Volta a Catalunya, la segunda de las ocho que ganó, con la camiseta del F. C. Barcelona. Era un éxito en toda regla. Por aquel entonces la Vuelta Ciclista a España ni siquiera existía, y la Volta era una de las pruebas por etapas más exigentes y prestigiosas del calendario nacional e internacional.

El Barça contaba entonces con un equipo de primera fila, con estrellas nacionales en sus filas como el propio Mariano Cañardo, Juan de Juan o Mucio Joseph Emmanuel Miquel, campeón de España en 1927. Pero eran tiempos difíciles para el ciclismo. La Vuelta a España, que había nacido un año antes, y el resto de competiciones nacionales dejaron de disputarse a mediados de 1936 y otro tanto ocurrió con las competiciones europeas a partir de 1939.

El Fútbol Club Barcelona de ciclismo no llegó a ver el final de Hitler. En 1943 desaparece y las gestas de Cañardo y compañía quedan en el olvido. El ciclismo pasa a ser patrimonio de marcas comerciales e incluso, durante un tiempo, de selecciones nacionales, pero no de clubes deportivos, excepción hecha del Benfica.

Hasta que en el 2003, alguien rescató del cajón el sueño de un Barça de ciclismo. No se trataba de un desembarco en toda regla. Los tiempos habían cambiado y el ciclismo se había profesionalizado mucho. No era cuestión de volver ganando Voltas de Catalunya, sino de ir creando una base y cuando llegase el momento, dar el salto al ciclismo profesional. Algo así como una Masía del ciclismo.

Al frente del proyecto se colocó a Melchor Mauri, el único blanco vivo nacido al este de los Urales capaz de derrotar a Indurain entre los años 91 y 95, y último catalán en ganar una de las tres grandes. Era un equipo sub 23 con un objetivo muy marcado: llegar a correr un Tour de Francia.

La edad óptima de un ciclista se estima que es a partir de los 28 o 29 años. Así que los chicos necesitaban entrenar. Al menos cinco años para acceder en condiciones óptimas a la más grande de todas las carreras. Pero no hubo tiempo. En 2007, apenas cuatro años después, Laporta se cargó de un plumazo todo el proyecto ciclista, alegando problemas económicos. Una auténtica pena.

 

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