Por Techo Díaz.- El próximo 2 de septiembre, más de un centenar de ciclistas se acordarán de la familia de Joaquim Purito Rodríguez. Algunos lo harán en italiano, otros en el idioma de la Pérfida Albión y otros, que seguramente compartan con él bocadillo y autobus, en el frío lenguaje de las estepas rusas. Yo calculo que a la altura del segundo puerto, el Coll d’Ordino, empezará ya a sufrir ya los primeros improperios. Las cosas irán a más en el tercero, el cuarto y la animadversión tocará su límite no en el quinto, sino en el sexto puerto de una jornada que transcurrirá íntegramente por el país en el que se entrena el corredor de Katusha.
Y es que, según comentan algunos medios, el corredor catalán ha colaborado con el diseño de la infernal etapa reina de la próxima edición de la Vuelta Ciclista a España. Con permiso de las asturianas, claro, que tampoco se quedan a la zaga. Pero el día de Andorra se subirán 6 puertos y se salvarán 5.230 metros de desnivel. Es raro que en la Vuelta se encadenen 6 puertos en una misma etapa, aunque montañas siempre ha habido para ello. Pero claro, ahora que el Tour se parece a la Vuelta, ¿por qué no copiar el esquema de las grandes etapas montañosas del Pirineo francés?
Lo cierto es que la Vuelta está dando que hablar. No sabemos si es una estrategia magistral del galardonado director de la ronda, Javier Guillén, o es que los ayuntamientos y países le toman por el pito de un sereno, pero aquí se ha filtrado todo antes del 10 de enero. Y claro, al Ayuntamiento de Cercedilla le puedes echar una bronca, pero Andorra es un país. No te vas a poner a invadirlo.
Belicismos aparte, al principado vecino le puede salir redonda la jugada. Etapón de máxima audiencia a nivel internacional por bellísimos parajes que sin duda atraerán al cicloturismo. Dicen que es un país pequeño, pero los ciclistas se marcarán 138 kilómetros y 6 puertos sin pisar la frontera española, y mucho menos la francesa. Lástima que se hayan quedado con un miércoles y no hayan podido negociar un sábado.
Y avisamos ya. Quién pueda que se vaya cogiendo un día libre, o se busque algún dispositivo para ver la etapa sin que su jefe le moleste. Nada de reuniones el día 2 de septiembre ni compromisos a la hora de comer, que son 6 puertos y eso se ve pocas veces.
El recorrido de la etapa se puede ver en la web del Gobierno de Andorra, donde ha sido presentado por el propio ministro de Turismo. Saliendo del Parque Central de Andorra La Vella, el recorrido pasará por los puertos de Collada de Beixalí (1.795 metros), el Coll d’Ordino (1.938 m), La Peguera (1.821 metros, variante del más conocido como La Rabassa), la Collada de la Gallina (1.910 m), La Comella (1.347 m) y la ascensión final a Cortals d’Encamp (2.083 m).
Y aunque la Vuelta valoró la opción de incluir un tramo de sterrato, al estilo Le Strade Bianche, Guillén y los suyos descartaron finalmente esa opción. Por ello, el gobierno andorrano asfaltará parte de la subida a Baixalís, una de las grandes sorpresas del circuito. No en vano, el principado ha invertido 250.000 euros en esta etapa, 50.000 en mejorar las infraestructuras y el resto para el bolsillo de Unipublic, organizador de la carrera.
Pero se frotan las manos. La etapa será retransmitida íntegramente por televisión, y se calcula que acudan al país vecino 2.500 personas, cifra nada desdeñable para un estado que no supera los 80.000 habitantes.
Para algunos estamos ante la etapa más dura de la historia de la Vuelta. Habrá que verlo. El kilometraje es escaso y todo depende del ritmo que marquen los corredores. Más de uno tratará de reservar fuerzas para el último puerto, Cortals d’Encamp, una cima que ya se ha subido en la Volta a Catalunya y que presenta nada menos que 15,8 kilómetros de ascensión, una pendiente media del 6,8% (con tramos al 11,4%) y un desnivel acumulado de 1.073 metros. No es el puerto más duro del mundo, pero es que antes ya se han subido otros cinco.
Y encima viene después de un día de descanso. El Tío del Mazo se va a poner las botas…
