Por Techo Díaz.- Hoy el mundo de las letras celebra la concesión del Premio Cervantes de Literatura a Eduardo Mendoza, uno de los autores más brillantes y prolíficos de este siglo y parte del anterior. Como en todos los premios, habrá quien esté más de acuerdo y menos de acuerdo, pero puestos a opinar diré que mí me parece un veredicto brillante.

He disfreduardo mendoza bici utado muchísimo leyendo La ciudad de los prodigios y los ardides de Onofre Bouvila, el antihéroe por excelencia, pero también con Una comedia ligera, La verdad sobre el Caso Savolta, o los relatos sobre el papel más humorísticos como El asombroso viaje de Pomponio Flato o la archiconocida novela Sin noticias de Gurb.

Se preguntarán, no sin razón, que tiene que ver todo esto con el ciclismo, pero es precisamente en este último relato donde está la sorprendente conexión. Según he podido leer en el blog ‘De mí me río’, en esta divertida comedia de 1991 el hoy galardonado escritor preconizó no sólo cómo iba a ser el servicio de bicing de Barcelona sino hasta sus principales problemas. Lean, porque no tiene desperdicio.

“La densidad del tráfico es uno de los problemas más graves de esta ciudad y una de las cosas que más preocupado tiene a su alcalde, también llamado Maragall. Éste ha recomendado en varias ocasiones el uso sustitutivo de la bicicleta y ha aparecido en los periódicos montado precisamente en una bicicleta, aunque, la verdad sea dicha, nunca lleva trazas de ir muy lejos. Quizá la gente haría más uso de la bicicleta si la ciudad fuera más llana, pero esto tiene mal arreglo, porque ya está casi toda edificada. Otra solución sería que el Ayuntamiento pusiera bicicletas a disposición de los transeúntes en la parte alta de la ciudad, con las cuales éstos podrían ir al centro muy de prisa y casi sin pedalear. Una vez en el centro, el propio Ayuntamiento (o, en su caso, una empresa concesionaria) se encargaría de meter las bicis en camiones y volverlas a llevar a la parte alta. Este sistema resultaría relativamente barato. A lo sumo, habría que colocar una red o colchoneta en la parte baja de la ciudad para impedir que los menos expertos o los más alocados se cayeran al mar una vez efectuado el trayecto descendente. Quedaría pendiente, claro está, la forma en que la gente que hubiera bajado al centro en bicicleta volvería a la parte alta, pero esto no es cosa que deba preocupar al Ayuntamiento, porque no es función de esta institución (ni de ninguna otra) coartar la iniciativa de los ciudadanos.”

Para los que no hayan tenido la suerte de leerla, aclarar que la novela en cuestión trata de un alienígena que aterriza en la ciudad de Barcelona siguiendo los pasos de otro congénere suyo, de nombre Gurb, que ha adoptado la forma de Marta Sánchez y anda paseando por la ciudad condal. A modo de diario, anota sus impresiones sobre la ciudad catalana y sus habitantes, con toda la frescura que permite ser extraterrestre.

Entre las muchas cosas que le llaman la atención, está el denso tráfico de la ciudad, que, apunta desde su visión galáctica y el año 1991, se podría resolver con un sistema público de bicicletas. Bicing se inauguró en Barcelona en el año 2007. El personaje de Mendoza lo pedía ya en 1991. Igual no hubiera sido mala idea que se quedase más tiempo, o que se diese un garbeo por otras ciudades…

 

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