Papá, papá, ¿los kazajos vuelan?
Dicen que es una de las frases más habituales entre los pequeños aficionados al ciclismo, una curiosidad innata que se desata entre los cachorros del mazo cuando ven gestas como la que el otro día protagonizó Alexander Vinokourov en Lieja, previo paso por la consabida ciudad de Bastogne.
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Se hacía así el kazajo de casi 700 años con la más antigua de las clásicas ciclistas, la Lieja-Bastogne-Lieja, cuya primera edición data de 1892. No era la primera vez, en 2005 ya se la había adjudicado, pero entonces era cinco años más joven y no había estado dos años sin correr por dar positivo en el Tour de Francia.
Si hacemos caso a los documentos oficiales, Alexander Vinokourov nació en un país de la extinta Unión Soviética en al año 1973, así que tendría nada menos que 37 años. Pero cuesta creerlo. Cuesta creerlo porque Vino lleva ganando pruebas desde 1998, y los que año tras año lo cogemos como fijo en el Tour Fantástico Marca no tenemos pruebas de que haya envejecido.
Resulta sorprendente verle volar sobre la bicicleta a sus casi cuarenta tacos, pero el ciclista de Astaná ha sido juzgado y condenado por tomar gummibayas en el Tour de 2007 y ahora, que se sepa, está limpio. Por lo tanto, óle sus kazajos huevos. No debe ser fácil haber sido condenado al ostracismo ciclista y volver con toda la furia del mundo para demostrar que tu carrera ha valido la pena, que cometiste un error –gravísimo error- pero que quieres que el mundo te recuerde por lo que has sido: quizás el ciclista más combativo de la primera década del siglo XXI.
No ha sido el único en volver con gloria, cierto. Virenque lo hizo, pero pocos más. Basso lo intenta, Heras anda perdido en las arenas y Landis ni está ni se le espera. Muchos otros hicieron coincidir los dos años de sanción con su retirada, pero pocos son los que han tenido el coraje de volver a darlo todo con 37 años. De momento, Vinokourov ha ganado en 2010 el Giro de Trentino y la Lieja-Bastogne-Lieja. Y va como líder del Astaná al Giro. No es probable que lo gane, pero tampoco está demostrado que los kazajos no vuelen…
Por Techo Díaz
