Por Un Señor de Toledo – Si la etapa de hoy ha sido durísima y las distancias entre Purito Rodríguez y Ryder Hesjedal ya son mínimas (17 segundos), la etapa de mañana además de dura es mítica.
Se ha llevado el honorable calificativo de Etapa reina del Giro 2012, y es que entre otros puertos, los corredores van a tener que hacer frente a dos de los más grandes. Primero será el general Mortirolo, o como aquí lo hemos definido alguna vez, el Angliru italiano. Para el final de fiesta se ha reservado otro monstruo como es el Stelvio, la Cima Coppi del Giro de esta edición, ya que se corona a una altura cercana a los 2.800 metros, ahí es nada. El tío del Mazo está impaciente por hacer de las suyas, con este panorama, como para no estarlo…
Por si esto fuera poco, la etapa de 219 kilómetros de recorrido, tendrá también otras tres subidas para arañar aún más las pocas fuerzas con las que los corredores llegarán a esta jornada, no olvidemos que es el penúltimo día de carrera, y el auténtico palizón que se darán el día anterior.
Ciclismo en estado puro, esto es lo que esperamos de una etapa en la que se van a subir dos de los puertos más duros de Italia y de toda Europa. Ambos de características distintas, pero brutales que van a poner a prueba a todos los corredores.
Los ciclistas se van a encontrar con tres puertos de tercera y segunda categoría en los primeros 150 kilómetros de etapa. El Passo del Tonale, Aprica y Teglio. Hasta ahí todo parece llevadero, pero en el kilómetro 151 de la etapa llega lo bueno de verdad.
Llega el Mortirolo o la subida perfecta. Si les hablamos de un puerto con 12,5 kilómetros de ascensión, una pendiente media del 10,5% y rampas que rondan el 20% de desnivel, sin ningún descanso destacable y cuyo nombre es Mortirolo y con un coeficiente APM de 474; qué me dirían…. Efectivamente, estamos hablando de la subida deseada por los mejores escaladores y por los aficionados a esto de los pedales.
Aquí tenéis la altimetría de este majestuoso y magnífico puerto:
El postre lo pondrá la subida al Stelvio, con 22 kilómetros de ascensión, con una media superior al 7% de desnivel. Es una subida más tendida que el Mortirolo, pero mucho más larga y cuenta con un coeficiente APM de 348. Una de las grandes dificultades que plantea esta subida es precisamente la altura que se alcanza, los ciclistas coronan a más de 2.750 metros, con la dificultad que ello conlleva. Prácticamente la mitad de la subida de hace por encima de los 2.000 metros y llega un momento que la vegetación y la vida desaparecen.
En su cima, el primero en coronar tendrá el honor de adjudicarse el trofeo de la Cima Coppi que se entrega todos los años al vencedor en el techo del Giro.
Como podéis ver la cosa no está para perdérselo, aunque aquí tenemos que reclamar a las televisiones de España que se vuelquen un poco más con este deporte; además es una de las carreras más importantes del año y un español se está jugando la victoria final, no digo más.
