Por Purito Ramos – Vivimos tiempos de dureza extrema. La atroz crisis que atravesamos ahoga a muchas familias por todos los rincones del mundo. La buena noticia es que hay gente que dedica su vida a ayudar a los que más lo necesitan. Y algunos utilizan la bici, ese gran medio de transporte, para hacerlo.
Es el caso de Hunter Halder, un estadounidense afincado en Lisboa que emplea su tiempo en repartir, a lomos de su bicicleta, la comida que les sobra a los restaurantes entre la gente que pasa hambre en la capital portuguesa. Halder comenzó esta tarea en solitario e inicialmente fue apodado como “El loco de la bicicleta”, ya que los ciudadanos lisboetas miraban con extrañeza a este peculiar personaje que recorría sin parar las calles cargado de grandes bolsas.
Paulatinamente los vecinos fueron tomando conciencia de la importancia de su actividad y, un mes después, ya contaba con una treintena de colaboradores adheridos a la causa, creándose una asociación propia denominada “Re-food”. Actualmente la asociación alimenta a casi 200 personas cada día, recoge comidas preparadas de 45 restaurantes y pastelerías y cuenta con un comedor en una parroquia.
Se trata de un verdadero ejemplo a seguir, merecedor del “Maillot amarillo de la solidaridad”. Todos somos conscientes de la gran cantidad de comida que se despilfarra. Y también de las numerosas personas que no tienen nada para llevarse a la boca. Desde luego, no se le puede dar un mejor uso a una bicicleta. Ojala este tipo de iniciativas se extrapolen a otros ciudades y países.
