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Por Un Señor de Toledo – La anunciada traca final del Tour de Francia comienza en esta etapa contra el crono, la número 17, que se disputará mañana, miércoles entre las localidades de Embrum y Chorges, con un recorrido de 32 kilómetros. Es una contrarreloj que podíamos denominar como “especial”, ya que no es propiamente una cronoescalda, ni tampoco una crono eminentemente llana al uso.
Como vais a poder apreciar en el perfil, es una crono de kilometraje medio y con dos cotas de montaña, de segunda categoría ambas, lo que le da unos tintes muy especiales, como ya hemos comentado anteriormente. Los corredores empezarán encarando directamente las rampas de la primera subida de la jornada, la Cote de Puy Sanières, que cuenta con 6.4 km de ascensión con una pendiente media del 6%. Descienden este puerto y ya encaran la segunda subida, la Cote de Réallon, que cuenta 6.9 km de subida al 6.3% de desnivel medio. Esta cota se coronará en el kilómetro 20 de la crono, y de ahí a la línea de meta quedan 12 kilómetros, de los cuáles la mayor parte son de descenso.
Es como os comentamos una crono en la que hay dos subidas importantes, son más de 12 kilómetros de ascensión a una media alrededor del 6%, que a estas alturas de Tour pueden marcan importantes diferencias. A esto, hay que unirle que los corredores van a afrontar los dos descensos de los puertos, por lo que quien quiera arriesgar, puede sacar partido de esto.
En nuestra opinión, es una etapa en la que no se puede hablar de especialistas, ya que el recorrido es propicio para los que más fuertes lleguen. Parece una obviedad, pero es necesario recalcar que quien ande bien contra el crono, en este terreno no encontrará las condiciones ideales o normales de una contrarreloj; lo mismo que le sucederá a los escaladores puros.
Por lo tanto, prevemos un día duro, en el que las diferencias pueden ser importantes y que marca el inicio del final del Tour, donde se concentra lo más duro de toda la carrera.
