Por un Señor de Toledo.- El Tío del Mazo os quiere poner en alerta sobre una práctica bastante “perversa” que parece estar proliferando en estos momentos. No queremos hacer cundir la alarma, pero sí que toméis vuestras precauciones. Os cuento el caso y me vais a entender perfectamente….
Estos últimos días nos han llegado dos testimonios directos que nos han hecho escribir este post para todos los lectores del Tío del Mazo. La cuestión es que a un par de aficionados a la bicicleta, les ha sucedido un caso muy similar y muy desagradable. Ambas personas, cada una en un lugar distinto de Madrid, habían puesto a la venta su bicicleta por Internet. Como es natural, recibieron algunas peticiones, y una de ellas, les instaba a quedar para ver la bici y en caso de convencer al comprador, cerrar el trato.
Una vez que quedaron con el presunto comprador –un hombre joven de unos 30 años y de aspecto muy normal y educado, sin ningún rasgo que llamara la atención del vendedor de la bici-, después de observar la bici y hablar del posible precio para hacer el trato, el comprador solicita probarla allí mismo. Hasta aquí todo normal, la sorpresa y la faena llegan ahora. Evidentemente, el vendedor ofrece la bicicleta “para probarla allí mismo” , una vez que el presunto comprador sube en la bici y comienza a pedalear, se dirige directamente a una esquina cercana, donde hay una furgoneta de -color blanco en ambos casos- de donde se baja otro individuo, abre las puertas y directamente cargan la bicicleta que estaba probando este individuo.
Así, de esta manera tan sencilla y a la vez “perversa” se produce el robo de la máquina. Una vez que cargan la bici, salen a toda velocidad con el botín, sin que el estafado y estupefacto vendedor, pueda hacer nada, porque tampoco está muy cerca y no puede ver la matrícula del vehículo, ni nada más….
El robo se ha perpetrado y como os podéis imaginar se hace muy difícil seguir la pista al ladrón, porque la cuenta de correo desde la que escribió tiene datos falsos y se hace muy, muy difícil seguir la pista. A día de hoy, ninguno de los dos afectados ha recuperado su bici y sigue teniendo una sensación de haber hecho el “pardillo”.
No es que hicieran el pardillo, simplemente hicieron lo que a la hora de vender una bicicleta parece lo normal, que el comprador la pruebe, pero el resultado ya veis que fue nefasto para los vendedores, que se quedaron sin bici, sin dinero y con una cara que os podéis imaginar.
Pues eso, hemos considerado justo y necesario contaros estas dos historias, para poder prevenir de algún modo que esto suceda más veces. Si con este post ayudamos a que solamente no engañen y roben a uno de nuestros lectores, nos daremos por satisfechos. Tampoco queremos hacer cundir la alarma, porque seguro que por cada “sinvergüenza” que hace esto, hay mil personas honradas que buscan adquirir una bici de segunda mano a un buen precio, pero sí que como veis, tomar alguna precaución no está de más…
