Por Techo Díaz.- Llevar un apellido ilustre no implica ganar nada. Sebastièn Hinault ha ganado alguna etapa de la vuelta a Polonia e incluso una de la Vuelta a España, aunque en su defecto cabe descargar que genéticamente no tiene absolutamente nada que ver con Bernard Hinault. No son familia ni de lejos.
Axel Merckx, sin embargo, sí que es hijo del que está considerado mejor ciclista de todos los tiempos, el belga Eduardo Merckx. Y algo ha ganado. Un etapa del Giro, una medalla de bronce en los Juegos, un campeonato de Bélgica… Pero en total sus victorias suman cinco tours menos que su padre, cinco giros menos que su padre, tres mundiales menos, siete Milán-San Remo menos… en fin, no sigo por este camino porque compararte con el mejor de los mejores es siempre doloroso y Axel ha sido un gran ciclista durante toda su carrera.
Nicolas Roche, hijo del tipo que lo ganó todo en 1987, es hoy uno de los mejores corredores del pelotón, y es probable que su gran momento esté aún por llegar. Pero no ha ganado el Tour ni el Giro ni el Mundial y mucho menos todo en el mismo año.
Así que no nos queda sino rendirnos a lo evidente. Los genes no lo son todo en el ciclismo. Pero es inevitable ilusionarse. Por eso cuando leemos que el jovencísimo Miguel Indurain ha fichado por el Caja Rural no podemos menos que emocionarnos.
Cuentan en El Correo.com que la prioridad del hijo de Indurain siguen siendo sus estudios de derecho pero no es menos cierto que, de una manera u otra, ha sentido la llamada de la bici. El joven Miguel tiene 18 años, es campeón juvenil navarro en ruta y de contrarreloj, y correrá en 2014 su primera campaña como sub’23 en el equipo Caja Rural. Le deseamos toda la suerte del mundo.
