Una bicicleta es capaz de alcanzar los 333 Km/h en 4,8 segundos y dejar a la altura del betún a un Ferrari 430 Scuderia. Dicho así, parece que se trata de una broma, de una cuestión de ciencia ficción que no puede ser posible de ninguna manera. Ciertamente y siendo justos es verdad que esto no es así, por una cuestión básicamente.
La cosa tiene su truco, como todos habréis pensado. El artefacto al que llamamos bicicleta, lo es porque tiene pedales, dos ruedas y la mayoría de elementos que le podemos atribuir a lo que es una bicicleta propiamente dicha; pero aparte, también cuenta, y ahí está la ‘madre del cordero’ con un sistema de propulsión alternativo. Este propulsor está compuesto por tres cohetes a reacción y el combustible que utiliza no es muy distinto del agua oxigenada. Los cohetes de esta bicicleta emplean peróxido de hidrógeno (H2O2), conocido coloquialmente con agua oxigenada, aunque en una concentración realmente alta.
El empeño, unido a la inconciencia de un francés, Francois Gissy han hecho posible que este ingenio de ‘bicicleta a reacción’ alcance esta marca, no exenta de riesgos. Muy al contrario, ya que os podéis imaginar la estabilidad con la que cuenta este artefacto de dos ruedas con una aceleración muy superior a la de un potente Ferrrari y que es capaz de alcanzar los 333 km/h en tan sólo 4,8 segundos; ni siquiera al alcance de un Fórmula 1 actual.
Francois Gissy, un apasionado de la ciencia, la ingeniería y los retos imposibles parece que ya está pensando en nuevos retos, como superar los 400 km/h a bordo de su ‘bicicleta’.
Este es el vídeo del duelo entre esta peculiar ‘bicicleta a reacción’ frente a un Ferrari 430 Scuderia en el circuito de Le Castellet (Paul Ricard).
