Por Techo Díaz.- Para la mayoría de aficionados al deporte Maciej Paterski es un nombre absolutamente desconocido. Sólo los muy enganchados al ciclismo saben que se trata de un corredor del CCC Polkowice, un equipo polaco de la categoría Profesional Continental, que apenas tiene cabida en las grandes carreras del circuito internacional.
Todo ello cambiará seguramente a partir de hoy, día 23 de marzo del año 2015, jornada en la que el ciclista polaco ha firmado una de las machadas más contundentes de la historia del ciclismo moderno. Maciej, que imagino que en Polonia será un nombre común al estilo de Pepe o de Francisco, ha logrado imponerse en la jornada inaugural de la Volta a Catalunya, liderando una escapada que entraba con 2’40” sobre el grueso del pelotón. Hasta ahí nada especialmente extraordinario. La proeza viene cuando te cuentan que ayer disputó la Milán-San Remo, 293 kilómetros de distancia, y además consiguió entrar con los mejores, en la posición número 22 y con el mismo tiempo que John Degenkolb.
Paterski hizo lo mismo que Valverde y algunos más, cogerse un avión al rato de acabar el Monumento y venirse volando para España, donde horas después tomaba la salida en la Volta a Catalunya. Y, ni corto ni perezoso, se le ocurrió que era el día perfecto para atacar.
Mejor no le ha podido salir. Etapa, liderato, jersey de la montaña y salto a la fama por la puerta grande. Y una de dos, o este tío es muy grande o los monumentos no son lo que eran. Y ya sé que más de uno criticó ayer la carrera italiana por su falta de dureza y su definición final en un sprint prácticamente masivo, pero el polaco que nos ocupa entró con los 26 mejores tras recorrer 293 kilómetros a una media de 43, 272 kilómetros por hora, haciendo exactamente el mismo tiempo que el ganador de la Classicissima.
Mérito tiene lo suyo. Ya lo creo. Y además su machada aporta a la carrera catalana una emoción con la que no contaba ni el más entusiasta de los organizadores. Porque Maciej no rodaba sólo, sino acompañado de dos grandes ciclistas, el belga De Clerq y el francés Rolland. Ahora los gallos de la carrera tienen que remontarle 2’40” al de Europcar, famoso por no estarse quieto ni para la foto del DNI, y al ciclista de Lotto. Hay montaña por delante, pero no será fácil el empeño.
Ahora Contador, Froome, Aru, Martin, Valverde y Uran tienen un gran reto por delante, neutralizar la ventaja de los tres aventureros, y casi tres minutos es mucho tiempo para Rolland. Veremos qué pasa, pero la emoción se multiplica. El jueves hay una gran etapa con cuatro puertos de montaña donde la metereología será clave. El año pasado, el frío y la nieve, hicieron que no se decidiese nada hasta los últimos kilómetros, donde la victoria fue para el gran ausente de 2015, Joaquim Rodríguez, el aborigen más famoso de la zona.
Da igual que echen balones fuera, todos sabemos que si Alberto está en condiciones se moverá y que Froome, respaldado nada menos que por Richie Porte, saltará a su rueda. O viceversa. No vamos a vivir un Andalucía 2, sino un “todos contra Rolland”. Es una nueva modalidad de ciclismo, pero puede ser muy divertida.
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