Por Techo Díaz.- Las figuras que rodean al deporte de competición suscitan tanta o a veces más expectación que los propios protagonistas de la competición. Sucede a menudo en fútbol o en Fórmula 1 y también en ciclismo, donde figuras como Marion Rousse resultan casi más mediáticas que por ejemplo su marido, el incombustible cazador de etapas Tony Gallopin.
En Italia ocurre algo parecido con la hermana del que fuera dos veces ganador del Giro y ahora lugarteniente de Contador, la estrella nacional pre-vincenzo y antepre-fabio, el excelso Ivan Basso.
Habitual de las carreras, Elisa dejó de aparecer cuando su nombre, como el de su hermano, se vio involucrado en casos de dopaje. Unas llamadas telefónicas compremetedoras, unos negocios turbios y su oscura relación con el ciclista Eddy Mazzoleni, hicieron que el CONI (Cómite Olímpico Italiano) prohibiese a la hermanissima acercarse a cualquier evento deportivo celebrado en Italia durante 4 largos años.
Elisa no era ciclista, ni competía en ningún deporte, pero aquello definitivamente trucó su carrera de estrella mediática, que la tenía. Se rumoreaba que iba a ser presentadora del tiempo en la televisión y todo parecía sonreír a la atractiva hermana de la estrella nacional, el que iba a suceder, se pensaba, al mismísimo Lance Armstrong en el palmarés del Tour de Francia.
Ivan Basso nunca llegó a ganar el Tour de Francia, pero sí rehízo su vida y logró ganar otro Giro de Italia tras su sanción de dos años. Hoy, a los 37 años de edad, sigue compitiendo y es otro de los exponentes de que cada vez se pueden hacer más cosas en ciclismo con una edad avanzada. El mismo que vistió el maillot blanco de mejor joven del Tour de 2002 es el encargado de destrozar la carrera en el Giro de 2015, de separar el grano de la paja para que Alberto Contador pueda aplicar la ley del más fuerte entre los Apeninos y los Alpes.
De su hermana poco se sabe ya. El mundo del espectáculo cerró de bruces las puertas a la musa del ciclismo de los años 00, no sin antes dejar un buen puñado de estampas grabadas a fuego en la mente de los espectadores (italianos y no tan italianos), que se preguntan cuándo volverá Elisa a dejarse ver en las llegadas o salidas de las etapas del Giro. En nuestro caso, una duda por resolver ¿que le dirían el resto de ciclistas al bueno de Iván para vacilarle? Porque a poco que tenga apego a su hermana ha tenido que oír auténticas barbaridades…
