Por un Señor de Toledo.- Mucho se ha dicho del magnífico Giro de Italia que hemos podido ver y disfrutar, de la magnífica carrera que se han marcado corredores como Contador, Landa o Aru, entre otros; de las batallas que nos ha deparado la última semana de carrera, del ciclismo al ataque y la pelea ciclista que nos gusta.
Sombras también las ha habido, para unos más que para otros. Ahí podemos hablar del corsé al que ha estado sometido Mikel Landa en favor de su jefe de filas Fabio Aru, del pobre papel desempeñado por el equipo de Alberto Contador, sobre todo en las etapas de alta montaña, en las que el de Pinto se las ha tenido que ver él solito, hasta con cinco corredores del equipo de sus principales rivales, el Astana.
Otros se empeñan en destacar la prepotencia, de la que dicen que hace gala Contador o también, por ejemplo, la visión del diario francés L’Equipe que analiza la victoria del corredor español bajo un título a página completa que versa: “El teatro de Contador”. Tampoco son ajenas, a algunos medios de nuestro país, estas críticas hacia el corredor de Pinto.
Pues bien, ni tanto ni tan calvo, como dicen en mi pueblo. Que el hombro de Contador no quedó tan dañado después de su caída en la sexta etapa del Giro, puede ser; como también puede ser que alguna de las caídas que ha sufrido Alberto hayan sido consecuencia de una mala colocación en ciertos momentos de la carrera. Qué tras las críticas vertidas acerca de que el pinteño llevaba un motor en su bicicleta, Alberto se presentara con una bicicleta eléctrica al control de firmas, es una reacción a las mismas con un poco de humor, tampoco vayamos a poner el grito en el cielo. Además, de ahí a destacar todo esto por encima de la magnífica actuación de Contador en el Giro hay mucho trecho.
Empeñar una carrera como el Giro de Italia y con la batalla que hemos visto en la carretera con cuestiones de esta índole, a mí no me parece, cuanto menos, adecuado. Definir el papel jugado por el mejor ciclista de la última década y me atrevo a decir que del siglo XXI en este Giro como “El teatro de Contador”, me parece excesivo e injusto con el trabajo y el esfuerzo de un ciclista con el que el espectáculo sobre la bicicleta está asegurado.
Que no olvide nadie, que cuando Contador participa en una carrera es la rueda más vigilada, es normalmente el primero en atacar y siempre ofrece espectáculo. Cuando la carretera se empina propone un ciclismo de poder a poder, de batalla y de lucha y de ataque. Eso lo hacen muy, muy pocos.
Los que acusan a Contador de teatrero o soberbio, estoy seguro que no han visto uno de los muchos partidos de fútbol que se disputan, o una carrera de Fórmula 1, o un partido de tenis, por ejemplo… No deben haber visto estos deportes, porque a lo mejor más que teatro les podría parecer el Festival de Almagro, por lo menos.
Ahora ya se siento uno un poco más a gusto. Este párrafo ya fluye con más armonía y tranquilidad… Dicho que lo que me apetecía decir; voy con la segunda parte, con los números, con lo que nadie puede negar, o por lo menos, no empíricamente. Con esta victoria en el Giro, Alberto Contador ya suma siete grandes vueltas en su palmarés. Eso es mucho decir y son cifras que lo acercan a los más grandes de la historia… Hablar de Indurain, Hinault, Merckx o Anquetil son palabras mayores, como también lo es hablar de Contador, eso lo dicen los datos, unos datos que han sido ganados pedalada a pedalada y que lo acreditan como uno de los mejores de la historia.
Ahora, se acerca el Tour de Francia y será feroz la competencia de Alberto para hacerse con la victoria final. Sinceramente, se nos antoja difícil porque los Froome, Nibali o Quintana han marcado esta carrera como el principal objetivo de la temporada y Contador llegará con el lógico desgaste de una carrera como el Giro; pero si hay un ciclista que puede hacerlo ese es Contador, de eso no me cabe ninguna duda.
Pase lo que pase, nuestra opinión no cambiará sustancialmente, porque a día de hoy, Alberto Contador ya no va a luchar contra Landa, Aru, Nibali, Froome, Quintana, Purito… Estos grandes ciclistas serán sus rivales en la carretera, porque la verdadera lucha de Alberto ya es contra la propia historia, contra los grandes campeones de todos los tiempos, y será de esta manera porque, sencillamente, así se lo ha ganado y así lo ha demostrado.
