Por Techo Díaz.- La pregunta tiene su miga. Es de ésas con trampa. A bote pronto cualquier aficionado diría que sí, que cuando hablamos de Nairo Quintana hablamos del mejor escalador del mundo y que, cuanto más dura sea la etapa, mayor será la distancia que saque a sus rivales. “O revienta el líder o reviento yo” sería su lema si viviese en Poniente y luchase contra los Stark o los Lannister.
Y sin embargo, un minucioso análisis realizado por la web colombiana La Ruta del Escarabajo deja entrever lo contrario. Que Nairo Quintana parte la pana en las etapas unipuerto. Las vueltas modernas alternan etapas multipuerto, con 4.000 metros de desnivel acumulado y ascensiones encadenadas, con otras cuyo trazado es llano hasta llegar hasta el último puerto, que acaba en alto. Y allí es donde el escalador colombiano ha obtenido mayor réditos hasta la fecha.
El de Movistar ha ganado en finales como Blockhaus (Giro 2017); Llucena (Valencia 2017); Lagos de Covadonga (Vuelta 2016); Terminillo (Tirreno de 2015 y 2017); Cima Grappa (cronoescalada Giro 2014); Morgins (Romandia 2016); Lagunas de Neila (Burgos, 2013 y 2014) o Cerro el Amago (San Luis, 2014).
Y sin embargo, tal como revela la web colombiana en este artículo, no ha conseguido llevarse el gato al agua en las grandes citas multipuerto de Giro, Tour y Vuelta de los últimos años. En muchas de ellas sí ha llegado con los mejores sin marcar diferencias y en otras, como la famosa de Andorra que diseño Purito, llegó incluso a perder tres minutos con Fabio Aru, a la postre vencedor de la ronda.
Si ha firmado al menos dos “machadas” en etapas de este tipo. Una de ellas le valió un Giro, aunque no exento de polémica tras su ataque en el descenso del Stelvio, presuntamente neutralizado. Legal o no, lo cierto es que inició la última subida con 1’50” sobres sus perseguidores y les acabó metiendo 4 minutos. La otra gran etapa del boyacense fue en el Tour de 2013, donde le sacó 1’08” a Froome en una etapa multipuerto con final en Alpe d’Huez que no le sirvió para ganar el Tour pero sí para meter miedo al todopoderoso Sky.
Y ya. En las otras siete grandes etapas que ha corrido desde que es una estrella ha entrado en el grupo de Froome y sus rivales o les ha aventajado en márgenes de 10 a 30 segundos, normalmente escasos e insuficientes para sus ambiciones.¿Son entonces las etapas de puertos encadenados su gran ventaja competitiva?
No parecen serlo a tenor de los resultados. El colombiano ha cimentado más sus victorias en etapas unipuerto que en los largos encadenados, donde no ha podido o sabido atacar con la fuerza suficiente para hacer verdaderas diferencias. ¿Falta de fuerzas, de ambición, enfermedad, táctica conservadora? A partir de aquí son miles las interpretaciones que pueden hacerse al respecto. En el Giro fue una fiebre leve y en el pasado Tour una alergia, pero eso forma parte del juego. También Dumoulin pudo haber perdido el Giro por una indisposición.
Más allá de las lesiones que afectan a todos, hay quien se pregunta si su manera de correr es la más adecuada. Hay miles de tuits analizando sus movimientos, comúnmente tachados de conservadores. Pero, ¿y si realmente no es superior a sus rivales en las grandes etapas de montaña? ¿O si lo es y el miedo a quedarse desfondado le está privando de grandes victorias?
La solución, amigos, en el próximo capítulo. En mes justo comienza el Tour de Francia.
