Por Javier García
Tadej Pogacar, contra todo pronóstico, estará en la salida de Turín el próximo 4 de mayo de 2024, como así lo ha confirmado la organización del evento. El esloveno elige la 107º edición de la ronda italiana en un año más que exigente para él, con a priori Tour de Francia, JJOO o el Mundial de Zurich en el horizonte.
El doble ganador del Tour , a sus 25 años, quiere cambiar el paradigma de las últimas campañas, donde su presencia parecía exclusivamente ligada a la carrera francesa. Pogacar disputará por primera vez la Corsa Rosa, única gran vuelta que le quedaba por estrenar dorsal. Lo curioso es que lo haga en un año donde los colosos de montaña no dan tanto miedo y el calendario rebose más si cabe de fechas importantes.
Tadej, tentado por las clásicas italianas también pretende dejar su sello en cimas históricas como el Stelvio y deshojar las esperanzas de los Thomas, Uijtdebroeks o Simon Yates. Eso sí, la cita transalpina le exigirá un nivel sobresaliente en CRI, con cerca de 70 kilómetros por afrontar.
El Giro terminará el próximo 26 de mayo, apenas 4 semanas antes de que arranque su idilio amoroso en París de cada año, una presencia que por cierto no está confirmada pero que se da como tal. La última persona que consiguió salir victorioso en Giro y Tour fue Marco Pantani en 1998, curiosamente meses antes de que Pogacar naciera.
A la Maglia Rosa le viene de perlas que un gigante como el esloveno refuerce la carrera y siendo honestos a Pogacar también le supondrá un “alivio” poder desmarcarse de Vingegaard y recuperar así su esencia más pura. La noticia también es buena para la competición en líneas generales, los extraterrestres se cansan de vivir en un solo planeta llamado Tour de Francia.
A falta de más de medio año para que el pelotón llegue a los Campos Elíseos, la gran duda es si Pogacar con ya una gran vuelta en sus piernas podrá aguantar el pulso de un Vingegaard que correrá cada km con el Tour en su cabeza. El juego ha cambiado y el esloveno deberá abstenerse de su locura primaveral y contenerse el pulso en las competiciones previas a la salida turinesa. De no ser así sus mínimas debilidades podrían acentuarse durante el resto del año, algo que el mismo no se perdonaría.
