Si hablamos de ciclismo, y preguntamos por los mejores entrenadores de la historia, seguramente nos vengan tres o cuatro nombres a la cabeza. Cyrille Guimard, director de Hinault, Fignon y Lemond; Eusebio Unzué, artífice de los éxitos de Indurain, Perico y Valverde; Bjarne Rijs, que tuvo a Sastre y a los Schleck antes de tener a Contador, o incluso habrá quienes metan en el cesto a Johan Bruyneel, el manager de Lance Armstrong.
En realidad, son directores deportivos y no estrictamente entrenadores, pero son al fin y al cabo la cara visible de unos equipos que cada vez aglutinan más profesionales. Su labor, como la de masajistas, mecánicos, nutricionistas y hasta comunicadores es encomiable, y la que hace que a fin de cuentas que la máquina -nunca mejor dicho- siga rodando. La fama es para el ciclista que sube al podio, pero el premio se gana entre todos.
Y sin embargo, por muy buenos que sean, no son los mejores entrenadores del mundo. Porque los mejores del mundo mundial no están en ciclismo, sino en gimnasia artística. Eso al menos me dio por pensar el otro día cuando vi este video que se está haciendo viral en Instagram y otras redes sociales. Más de 500.000 likes lleva.
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Es absolutamente impresionante. Me flipa especialmente la tercera salvada, cuando el entrenador tira la colchoneta justo a tiempo para que el gimnasta caiga sobre ella.
Puede parecer una broma, pero no lo es en absoluto. Entrenadores así salvan vidas. Y no tenerlos las arruina, como demuestra la triste historia de Elena Mukchina, una de las pocas gimnastas del mundo capaz de superar a Nadia Comaneci. En 1980, mientras se preparaba para los Juegos Olímpicos de Moscú, sufrió un grave accidente que la dejó paralítica hasta su muerte. Tenía entonces solo 20 años, pero ya había sido capaz de acumular 9 medallas de oro en campeonatos del mundo. Los Juegos de su país hubieran sido, presumiblemente, su gran momento de gloria.
Todo esto, en ciclismo, es directamente imposible. Aunque las etapas de las grandes vueltas no lleguen ya a los 200 kilómetros de distancia, siguen siendo muchos para poner entrenadores a lo largo de toda la carretera. Y aún cuando lo fuese necesitarían muchos reflejos y coordinación para evitar daños en unas caídas que, lamentablemente, son parte de este deporte.
Pero al César lo que es del César. No lo quitemos mérito a estos entrenadores de gimnasia. Es más por si os estáis aficionando al género, comparto otro video más con alguna de sus intervenciones.
