Por Techo DĂaz.- SĂłlo dos corredores han salido de amarillo de Alpe d’Huez y no han ganado el Tour de Francia. Perico Delgado en 1987 y Laurent Fignon en 1989. Quizás ahĂ radica la importancia de esta montaña, jueza y parte de los destinos del Tour, que se ha erigido en sĂmbolo máximo de la más grande de las carreras ciclistas.
Cada año, se calcula que alrededor de medio millĂłn de personas acompañan al Tour en su paso por esta mĂtica cumbre que sin embargo no tuvo apenas importancia hasta entrados los años 70. Y eso es lo que hace grande a esta montaña. No son sus 21 curvas numeradas (copiadas de la estaciĂłn de Vrsic, en Eslovenia), ni sus 13,1 kilĂłmetros de ascensiĂłn, ni su pendiente media del 8,19%. Es la gente que se agolpa en sus cunetas.
Es tal la aglomeraciĂłn de aficionados que se da cita en Alpe d’Huez que incluso el todavĂa poseedor del rĂ©cord en escalarla, el italiano Marco Pantani, confesĂł haberlo hecho sin apenas ver la carretera. “Estaba escalando a ciegas, en medio de ese mar de personas que iba abriĂ©ndose a mi paso”, dijo. Y es que los corredores sĂłlo tienen bajo sus ruedas una delgada lĂnea de asfalto caliente, cubierta de grafitos entre dos ensordecedores muros de aficionados.
Más de un corredor ha confesado sentir miedo, o al menos excitaciĂłn, a la hora de pasar entre el gentĂo que abarrota las cuneta, a veces aplaudiendo, a veces estorbando y otras directamente insultando, como tras la vuelta de Lance Armstrong a la carrera años despuĂ©s de su retirada. El americano, siempre haciendo amigos, habĂa hecho unas despectivas declaraciones sobre los franceses que habĂan revolucionado a la aficiĂłn, y provocado que el periĂłdico France Soir titulase “Bienvenu a France, trou-du-cul” (bienvenido a Francia, gilipollas).
De esa presiĂłn del pĂşblico da buena fe el compatriota pero no amigo del texano, el gran campeĂłn Greg Lemond, que protagonizĂł en Alpe d’Huez la que a la postre ha sido considerada una de las estampas más bellas del ciclismo moderno. En 1986, el año en que Lemond ganĂł el tour, venciĂł tambiĂ©n en la cima y entrĂł en la meta agarrando la mano de su compañero de equipo, el gran Ădolo francĂ©s Bernard Hinault, pentacampeĂłn del Tour.
Aquel año, Lemond estaba más fuerte, pero esperĂł a su compañero de equipo. Tiempo despuĂ©s, revelĂł otra de las razones por las que no habĂa querido insistir en su supremacĂa. “Estaba preocupado, pensando en el puñetazo que se llevĂł Eddy Merckx de un aficionado (en el Puy de Dome en 1975) y en que podĂa haber alguien asĂ cerca. La tensiĂłn era grande, porque estaba compitiendo contra el deportista más popular de Francia. Me estaba volviendo loco”, asegurĂł.
La montaña que tambiĂ©n coronĂł a Carlos Sastre en 2008 ha sido jueza del Tour en tantas ocasiones que se ha convertido en un mito. No es extraño que en la ediciĂłn nĂşmero 100 de Le Grande Boucle haya decidido subirla no una sino dos veces para determinar de una vez por todas quiĂ©n será el ganador final de la ediciĂłn 2013. Y aunque todavĂa sigue siendo conocida como la montaña de los holandeses por las grandes victorias de Zoetemelk o Kuiper, muy difĂcil lo va a tener Bauke Mollema para brillar a su altura. La guerra, esta vez, es entre ingleses y españoles.
http://www.youtube.com/watch?v=dvCXY9KEYMo