Por Techo DÃaz.- El próximo sábado 10 de enero, festividad de San Gonzalo, se desvelará el recorrido final de la Vuelta Ciclista a España. Pero entre lo filtrado por el diario As y por algunos medios regionales en realidad es poco lo que queda por descubrir. Y de lo que sabemos hasta ahora, una cosa llama poderosamente la atención, más allá de la ausencia del Angliru y de los Lagos. Que la Vuelta vuelve a innovar.
¿Un acierto o presión de su hermano mayor en la familia ASO, el conocidÃsimo y siempre popular Tour de Francia? Lo cierto es que ahora que la ronda francesa se ha “vueltizado”, poco sentido tiene hacer una Vuelta prácticamente igual en el mes de septiembre. Nos guste o no, el rey de la temporada sigue siendo el Tour y la Vuelta debe buscar signos de identidad que la diferencien, ya sea un maillot rojo, una salida desde un barco de soldados o mejillones o los consabidos 14 finales en alto.
Y bueno, tampoco es que el esquema esbozado vaya a suponer una revolución, pero sà un pequeño cambio. Desaparece la penúltima etapa con final en el puerto más duro de la ronda. En los últimos años hemos asistido a duelos que forman parte ya de la épica del ciclismo. Nibali y Mosquera en la Bola del Mundo; Horner y Nibali en el Angliru; Contador y Froome en Ancares. Era uno de los grandes alicientes de la Vuelta, que a diferencia de otras carreras llegaba al penúltimo dÃa aún con todo por decidir, o al menos con serias opciones para el segundo de la general.
Cierto que en estos duelos siempre ganó el primero, el lÃder de la general, pero no es menos verdad que los aspirantes lucharon hasta el final, dejando como resultado una maravillosa tarde de sábado para el espectador y un pico en las subidas de las audiencias. Por eso sorprende -un poco- que el final de la penúltima etapa de la Vuelta 2015 vaya a ser en Cercedilla.
Por si alguien no conoce este bonito pueblo de la sierra madrileña, cuna de los Fernández Ochoa y muchÃsimos aficionados al esquÃ, Cercedilla está justo al pie de la Sierra de Guadarrama. Llegues por donde llegues solo es posible llegar de una forma: bajando. Asà que la penúltima jornada de la Vuelta, la última a efectos de espectáculo, tendrá un final en bajada.
A falta de unos dÃas para que se desvele el recorrido Ãntegro de la etapa, sólo se sabe que arrancará en San Lorenzo del Escorial y concluirá en Cercedilla, y que todo el recorrido transcurrirá Ãntegramente por la Comunidad de Madrid. Teniendo en cuenta que entre ambos puntos no hay más de 20 kilómetros en lÃnea recta es más que probable que los organizadores decidan darse un garbeo por los cercanos puertos de Navacerrada, Cotos y la Morcuera. En realidad, pueden hacer la etapa todo lo interesante que quieran, montañas hay de sobra para encadenar una etapa donde la estrategia juegue un papel principal y no quede todo supeditado a las piernas del más fuerte en el último puerto.
¿Será un final verdaderamente bonito? Me atrevo desde ya a decir que sÃ. Y no tanto por los actores (que podrán ser de lujo como Nibali, Froome, Valverde, Quintana o Purito), sino por otro elemento importantÃsimo en el reparto: el público. Hay muchÃsimas personas que, aún viviendo allà o precisamente por eso, detestan Madrid. A otras les encanta. Pero una cosa es innegable: allà vive muchÃsima gente. Su área metropolitana congrega a 7,3 millones de personas según los últimos datos y eso es mucha gente para dejarlos sin ciclismo.
Porque una cosa está clara. Lo peor de Madrid no son los atascos, ni la contaminación, ni siquiera la señora Botella. Lo peor es que apenas se puede ver ciclismo. Al contrario de otras comunidades como Cataluña, el PaÃs Vasco, Asturias o AndalucÃa, con carreras prestigiosas o muy prestigiosas, en la capital apenas hay opción de ver ciclismo profesional. La Clásica de los Puertos desapareció y la moderna Vuelta a Madrid no llega al gran público. Asà que la Vuelta se convierte en el gran momento del año.
El próximo 12 de septiembre cae en sábado. Para redondear la jornada, coincide con las fiestas de Los Molinos, pueblo vecino de Cercedilla, situado a sólo 3 kilómetros de la lÃnea de meta. Para la gente de la sierra, son las fiestas que marcan el final del verano. Y como en todas las fiestas patronales, hay verbena, charanga, música y aperitivos.
Hagan lo que quieran, pero sà viven en Madrid o alrededores les voy dando un consejo. Anoten la fecha en su agenda, cojan de buena mañana el coche o el autobús 684 (sale del intercambiador de Moncloa) y suban a la sierra a pasar un dÃa de montaña, sol, fiesta y ciclismo. El sol no está garantizado, pero todo lo demás pueden darlo por sentado.
ACTUALIZACIÓN: En contra de lo que suele ser habitual, este año se han retrasado una semana las fiestas de Los Molinos, por lo que no coincidirán con la Vuelta Ciclista a España.