Por Techo Díaz.- Vuelve uno de los clásicos de los Premios Mazo. Y uno de nuestros favoritos, ya que esta categoría premia a la mejor montaña del año 2015. No es una cuestión de actitud, claro, las montañas no hablan ni se comportan, sino de elegir cuál ha acogido el mejor espectáculo ciclista del año. Y en este montañoso 2015 que se aleja muchas han sido las que optan al premio de mejor cumbre del planeta ciclista.
Entre quienes participen y decidan el premio con sus votaciones, sorteamos una equipación completa de invierno que homenajea precisamente a una de las grandes ausentes del año, la mitiquérrima y muy bella cumbre de los Lagos de Enol. Azul y negro se mezclan en un conjunto ciclista con espítitu de montaña, de cima grande como las que vimos en este año que se pira.
Las candidatos a Montaña del Año son:
Mortirolo. No se es mito porque sí. La cima italiana nunca decepciona y menos aún en 2015, donde pudimos ver un partidazo del Astana contra Alberto Contador. Pintaba mal la cosa para el de Pinto, que empezó con un retraso de un minuto sobre el pelotón de los favoritos. Pero no solo los cazó, sino que aún fue capaz de dejar a muchos. Finalmente fue el más rápido en realizar la ascensión, subiendo los 11,85 infernales kilómetros en 45 minutos y 7 segundos, a una media horaria de 15,76 kilómetros horas. Un auténtico espectáculo.
La Pierre Saint Martin. Froome y su equipo arrasaron en esta montaña francesa, que dejó el Tour visto para sentencia. Como viene ocurriendo en las últimas rondas galas, la Grande Boucle se decidió en la primera montaña de carrera, ese momento del año que todos estaban preparando y donde solo Froome sacó un sobresaliente. El ritmo del británico y las rampas de esta montaña destrozaron a todo un pelotón. Mérito más que suficiente para ser considerada montaña del año.
Alpe d’Huez. La Pierre de Saint Martin definió el Tour, vale, pero el mejor espectáculo lo vimos en Alpe d’Huez, donde Nairo Quintana y el Movistar Team pusieron contra las cuerdas al no tan intratable Sky. Un pacto con el diablo, apedillado Porte, salvó in extremis al inglés de ceder el maillot amarillo el penúltimo día de carrera. Espectáculo, emoción y tradición es esta cumbre alpina que a punto estuvo de dar un vuelco a la carrera
La Morcuera. No fue sólo la Morcuera, sino la etapa entera (pareado). El día que nunca olvidará Dumoulin y que encumbró a Rubén Plaza y a Fabio Aru será recordado como uno de los mejores en la historia del ciclismo moderno. La Sierra de Madrid volvió a hacer magia muchos años después del Pericazo y a dar un vuelco a la general el penúltimo día de carrera, algo soñado por cualquier organizador de carreras, y sólo visto en La Vuelta. El Tío del Mazo se cebó con el joven holandés que iba a ganar la Vuelta y la gente vibró con el ciclismo. Etapón.
Villard de Lans. El Criterium de Dauphine se vuelve a colar entre los mejores momentos del año, esta vez con un etapón que trató de revivir el ‘espíritu Fuente De’. Nibali atacó a 100 kilómetros de meta, acompañado de Valverde, Rui Costa y los Tonys Martin y Gallopin . Froome no sabía donde meterse. Al final la etapa fue para el portugués, el amarillo para el italiano y la carrera para Froome, que al día siguiente revivió. Pero ese día vivimos espectáculo del bueno, del que solo ofrecen los ciclistas muy muy valientes.
