Como Michael Jordan pero a lo gallego
Y salvando las distancias. Porque ni es el mejor ciclista del mundo, ni es negro, ni es americano, ni va a volver a subirse a una bici para volver a ganar otro Tour de Francia. Se llama Oscar Pereiro, ganó el Tour en el año 2006 y acaba de fichar por el Coruxo, un equipo gallego de Segunda División B.
Los paralelismos con Jordan son conocidos por cualquier aficionado al deporte. En 1993, en la cima de su carrera, el genial escolta de los Bulls decidió abandonar el baloncesto para dedicarse al béisbol, una decisión casi inédita en el mundo del deporte profesional. Durante dos años, compitió en diferentes ligas de béisbol con los Chicago White Sox y los Birmingham Barons, para finalmente anunciar su regreso a las canchas de baloncesto el 29 de marzo de 1995. Tras su regreso, Jordan todavía tuvo tiempo de ganar tres anillos de la NBA.
El hombre que sucedió a Armstrong en el palmarés de la prueba ciclista más importante del mundo seguramente nunca ha soñado siquiera con emular a la estrella más brillante de la NBA, pero ha sorprendido a propios y extraños tras anunciar su fichaje por un equipo de fútbol de Segunda B tras una vida consagrada a la bicicleta.
Se convierte así en otro Da Vinci del deporte español, siguiendo los pasos de Jesús Angoy, que comenzó como portero del Barça y acabó firmando una gran carrera como chutador en los Barcelona Dragons, equipo de fútbol americano desde donde estuvo a punto dar el salto a Estados Unidos tras recibir una oferta de los Broncos de Denver.
Los últimos éxitos del deporte español, con sus luces y sus sombras, han hecho que nos acostumbremos a triunfos tales como ganar un tour de francia todos los veranos, un poquito después del imprescindible roland garros y alternándolo entre mundiales, wimbledons y eurocopas. Pero la gesta del gallego en 2006 tuvo un punto de especial, de extraordinario, de épica, de la magia que siempre ha acompañado a este deporte.
Pereiro era un corredor combativo, todoterreno, de grandes condiciones y mucho más guapo que Indurain. Pero no era en absoluto favorito. Por eso los hombres fuertes del pelotón no se molestaron en absoluto por reducir la ventaja de una escapada que llegó a meta con más de media hora de ventaja. Craso error. El Da Vinci de Mos había quedado décimo en el Tour anterior, no era para tomárselo a broma, aunque ni la prensa española del momento pareciese apostar por él.
Pereiro si creyó en sí mismo y acabó ganando el Tour de Francia, lo que nos dejó, entre otras joyas, la memorable interpretación de Cadillac Solitario por parte de Carlos de Andrés ante las cámaras de TVE, tras apostar que el gallego no se haría con el Tour.
Ahora se la juega con el fútbol. No queda sino reconocerle su valentía y felicitarle por su pasión por el deporte.
Por Techo Díaz
