Dale un meneo…

Este es un post triste. Un post que nunca debería haber sido escrito, ni pensado, ni imaginado porque es un post que habla de algo que no debería haber pasado. Y sin embargo, le puede pasar a cualquiera, como me pasó ayer a mí, que navegando por la red te encuentres, sin previo aviso, con el perfil de esa gran persona y ciclista que ya no está entre nosotros, con el último tweet de Xavi Tondo.

¿Qué se hace con el Twitter de alguien que ya no existe? ¿Eliminarlo, borrarlo como si nunca hubiera existido? ¿Dejarlo para siempre, aún sabiendo que puede causar dolor entre sus seres más queridos? ¿Perpetuar su memoria para que sirva de ejemplo a modo de diario digital? Pero sobre todo, ¿qué hubiera querido hacer la persona que ya no está?

Seguramente todas estas cosas Xavi, como cualquiera de nosotros, no llegó a pensarlas nunca. Porque somos demasiado jóvenes y Twitter aún más, y porque además es completamente absurdo ponerse a pensar en un legado digital cuando tienes 32 años y estás entrenando para correr la Dauphiné Liberé y el Tour de Francia.

Tondo era, además, un cachorrillo digital, un recién nacido en Twitter con apenas 14 tweets, pero con la nada desdeñable cifra de 1.281 followers que daban cuenta de su enorme talla como ciclista. Un cachorro sí, pero de huargo.

Cuentan los que le conocieron que Tondo era una persona alegre, jovial, extrovertida, que hacía de pegamento en el equipo. Y eso es lo que reflejaba en Twitter. En sus 14 tweets tiene de todo y para todos: desde bromas a Theo Boss por cansarse demasiado en el velódromo a una foto con Perico Delgado en la salida de una carrera avisándole de que llegaban tarde, intuyo que en referencia al Tour del 89. Después de la carrera se fueron a ver el Giro, él, Perico y Francis Cabello a casa de Juan Martínez Oliver, el contrarrelojista de Almería que también firmó un triunfo en el Tour de Francia de 1988. Más que verlo, aclaraba Tondo, estaban disfrutando. Era el 15 de mayo y Contador reventaba la carrera el Etna.

Xavi Tondo estaba entrenando con Beñat Intxausti en Sierra Nevada cuando se quedó atrapado entre el coche y la puerta automática, falleciendo al instante. En uno de sus últimos post advertía a Beñat, que, cómo él había llegado antes, tenía derecho a elegir la habitación. Un par de días después fue de compras a Pradollano para encontrar, según le contaba al ex ciclista Rafael Díaz Justo, todo cerrado.

Tres días antes de morir, Xavier Tondo, natural de Valls, ganador de la etapa reina de la París Niza del 2010, escalador de futuro y presente, estrella humana del MoviStar Team y del pelotón internacional, reivindicaba por última vez la alegría. Fue su último tweet.

 

La canción, una de las más famosas del grupo, era en efecto un derroche de energía positiva. Me río por no llorar. Así se llamaba el tema. Hay que estar un poco loco para ser ciclista. Hay que tener fuerza y una buena dosis de energía para esquivar las trompetas de la muerte. Y ni con esas vale siempre.

Hay homenajes que se hacen por una carrera, un triunfo o una época. A Xavier Tondo, sólo por su último tweet habría que hacerle una estatua.

Por Techo Díaz

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