Hoy es el día. En apenas unas horas sabremos si ese francés asiduo de las terrazas es capaz de ganar la carrera más grande del mundo o si recibirá el mazazo de su vida como muchos llevan vaticinando desde los prepirineos. Llegan los Alpes, los de verdad, con su mantequilla, sus vaquitas moradas y las rampas que separan a los niños de los hombres.

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El Tour ha despertado al son de su líder natural, el esperado, el fuoriclassi como le llaman en Italia, donde, al menos en las retransmisiones de la RAI, le tienen un respeto y admiración ganado a pulso en el Giro más duro de los últimos tiempos. Después de un rinoceronte, no hay nada más peligroso que un pistolero herido y eso lo saben bien en Luxemburgo, en Australia y hasta en Asturias, donde todos dan por seguro el ataque del pinteño en las rampas del Galibier.

Hoy es un día especial. Lo es para Contador, lo es para el Tío del Mazo, lo es para los aficionados al ciclismo pero sobre todo es especial para Thomas Voeckler, el héroe de este Tour, la sorpresa de la ronda, el esforzado ciclista que tiene hoy la oportunidad de su vida para entrar en el Olimpo del ciclismo. El Galibier será quien decida, cien años después de que lo coronase Émile Georget, si el francés es un Arroyo o un Pereiro.

Ayer, otro hombre que tiene la oportunidad de firmar hoy una remontada histórica en el ciclismo moderno, no ocultó su felicidad al enterarse de que había obtenido 23 segundos de ventaja sobre Thomas Voeckler en la línea de meta.“Muy buen botín”, dijo un efusivo Alberto Contador al conocer la noticia.

Quizás el de Saxo Bank intuye quién es su verdadero rival en este Tour. Porque los Schleck ya no dan miedo. Ataca tú. No, ataca tú. No, venga tonto, ataca tú. No, que tú eres el mayor. No, que tú eres la estrella. No, que papá ha dicho que ataques tú.

Así no se llega a gran campeón. Aun cuando puedan rodar bien en las dos etapas que quedan, creo que el desencanto con las hermanas Schleck ha sido masivo. El excelente tour que firmó Andy el año pasado no tiene nada que ver con este, en el que, además de no saber cambiar, parece que le dan miedo las bajadas y le molesta la lluvia. Sólo falta que se pelee con su hermano porque le ha cogido un culotte del armario sin pedirle permiso.

Hay quien dice también que este es el año del chuparruedas. Quién sabe. Quizás el Tour le devuelva a Evans lo que sastre le robó hace unos años. Va bien situado, cierto. Va bien contra el crono, cierto. Y ya. Un Señor de Toledo me comentó que el año pasado oyó decir a Perico en la tele que desde los blogs nos metíamos mucho con el australiano, que si en Internet sólo le llamábamos chuparruedas y otras cosas y que nos cebábamos con su forma de correr. Pero, de verdad, nos encantaría llamarle otra cosa. Solo que hoy por hoy, y aunque haya tirado en una bajada, no se merece ganar el Tour.

Así que hoy es el gran día. Salvo sorpresa mayúscula de Samu, Cunego o Basso, sólo hay cinco ases en la manga. Pero uno va de amarillo y le va sacando tiempo el resto. Hoy es su gran día. Hoy es el día de Francia. Si Thomas aguanta, habrá que descubrirse. El sucesor de Hinault ganando un tour a lo Pereiro. Que es tanto como decir ganarlo con justicia.

Por Techo Díaz

 

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