Por Techo Díaz.- En eso se parecen muchísimo al resto de mortales. A ver, es cuestión de estadística. Si en cada etapa se pasan un mínimo de cinco horas subidos en la bicicleta, pues llegará un momento en que tengan que descargar.

Lo bueno es que para eso son muy solidarios. La imagen de la etapa de ayer en el Tour, compartida por la propia organización en su Facebook, así lo demuestra. En ciclismo, cuando uno tiene pis, todos tiene pis. Y si hay que hacerlo se hace, todos a una como en Fuenteovejuna.

Otros deportes deberían tomar nota. No me digan, por ejemplo, que no quedaría gráfico en un partido de fútbol. Que un lateral derecho tiene ganas de orinar, pues levanta la mano, detiene el partido y los once futbolistas le acompañan a la banda. Que el césped absorbe muy bien. No es lo mismo orinar en Wimbledon que en Roland Garros. La tierra batida deja un cerco muy desagradable.

Y sin embargo no hay manera. Ni baloncesto, ni béisbol, ni esgrima, ni ping-pong. Casi nadie se atreve a orinar en medio de la competición. Parece ser que en el único deporte donde se mea a gusto es en ciclismo. Antes, claro está, estaba la natación, pero desde que aparecieron las famosas manchas rojas avisando de quien se había meado en la piscina todo aquello se vino al traste. Ni a las de natación sincronizada se les escapa una gota…

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