La llaman también la París-Dakar de los ciclistas, aunque, a diferencia de su célebre antecesora automovilística, la Titan Desert sí se corre en África. Se trata de una prueba épica de mountain bike que durante seis días recorre el desierto marroquí poniendo a prueba la resistencia, orientación y coraje de todos cuantos en ella participan.
A pesar de llevar sólo siete ediciones, se ha convertido en un clásico ya del ciclismo y del deporte extremo, un desafío en el que sólo concluir ya puede considerarse la mayor hazaña a la que muchos mortales podríamos aspirar en nuestra fugaz existencia.
Y no es para menos. Atravesar el desierto en bici no es lo mismo que darse una vuelta por Madrid Río. Se dice –incluso se cuenta en infografías animadas como esta de Zalando- que las tormentas de arena del Sáhara son capaces de transportar granos de arena hasta lugares tan lejanos como Inglaterra o Alemania.
La edición de 2013, que comienza el 28 de abril, recorrerá más de 600 kilómetros y llevará a los particpantes en seis etapas de las montañas de Jbel Sarhro a las dunas del Erg Chebbi. Entre los participantes confirmados, destacan nombres como los del actor Santi Millán, el futbolista Santi Ezquerro o el tricampeón del Dakar Marc Coma. Incluso, no es broma, se ha especulado con la presencia de David Bisbal y David Bustamante.
Sin embargo, el gran protagonista de esta prueba tiene nombre y apellidos, bastante ilustres en esto del ciclismo. Se llama Roberto Heras, es de Béjar, y ha ganado en cuatro de las siete ediciones en que se ha disputado la carrera. Este año luchará por ganar su quinta Titan Desert contra los que se espera que superen en número a los 379 participantes de la edición anterior.
Más les vale ir equipados, desde luego. Aunque los beduinos del desierto del Sáhara se cubren con prendas largas y oscuras para protegerse de los rayos del sol, los modernos tuaregs de la bici llevan casco, maillots y gafas como cualquier ciclista moderno. La organización recomienda el empleo de un maillot y un coulotte para cada etapa, para prevenir la formación de llagas y evitar el derroche de un bien tan preciado como el agua en los campamentos.
El contraste entre beduinos y ciclistas modernos, lo vemos en la imagen, es de foto. Pero si ya es duro hacer un París-Dakar en bici imagínate sin gafas, con la arena del desierto entrándote en los ojos, sin casco o sin los maillots adecuados. Os dejamos una selección de productos ciclistas por si os animáis a sumaros a la aventura del desierto.
