Por Techo Díaz.- No lo tenía previsto pero al final me decidí. Tras pedalear un rato por Madrid, dejé la bici reposando en la capital, arranqué el coche y me dirigí al Karacol Festival Bike de La Adrada, a poco más de una hora, como dicen sus organizadores, de la ciudad que vio nacer a Luis Aragonés.
El Karacol es un pequeño festival de bicicleta quizás no muy diferente de otros parecidos en tamaño, participantes y organización, pero con una característica muy especial que le hace diferente a otros muchos de su estilo. Que se celebra en La Adrada. Tierra de buenos quesos, bellas mujeres, castillos donde se ruedan infinidad de series y cervezas artesanales, La Adrada está situado en un entorno natural extraordinario para la práctica de la bicicleta. Y no sólo porque estemos hablando de Gredos, sino porque hablamos de la vertiente sur, el valle del Tiétar, donde el clima es mucho más cálido y permite cosas como que los participantes en el recorrido de hoy (43 ó 76 kilómetros a elección) o el que suscribe se hayan podido dar el primer baño del año en una idílica piscina.
Así, el Karacol Bike Festival, organizado por la tienda madrileña con nombre de gasterópodo, es un agradable encuentro que durante tres días ha unido a aficionados a la bicicleta a través de pruebas deportivas, cursos, proyección de audiovisuales, test de bicicletas, productos de más de 50 marcas y un outlet situado en una pista de paddle con muy buenas ofertas que iban desde camisetas molonas por 5 euros, a guantes, cascos, maillots o cualquier producto para la bicicleta.
Entre las pruebas, muchas de ellas de ambiente familiar, destacan algunas como una marcha nocturna de 20 kilómetros, la Cicloturista 3 Cimas de Gredos de 119 kilómetros o la ya citada prueba de hoy domingo, con dos recorridos de 43 ó 76 kilómetros. En definitiva, un ambiente más que agradable para los amantes de la bicicleta, multiplicado sobre todo por el entorno (el Festival se celebra en un camping con bungalows que parecen un pueblo de ciclistas) y por la tan deseada llegada de los primeros rayos de sol al centro de la península.
Esta es la segunda edición y, como dice el refrán, a la tercera será la vencida. Así que si este año me ha tocado ejercer sólo de agradecido espectador, el próximo año espero poder estar allí para sumarme esta vez con mi bici a una de esas rutas que tan buena pinta tienen y que esta vez me ha tocado observar con envidia desde la cuneta. Lo importante, de momento, es ir conociendo festivales y este es más que aconsejable. La próxima semana toca Cercedilla y el Test the Best, un must para los amantes de la mountain bike. Algo os iremos contando.