Por Techo Díaz.- No hubo sorpresas. Alberto Contador remató hoy su machada del domingo y se impuso en la general absoluta de la Tirreno Adriático, por delante del colombiano Nairo Quintana y su compañero de equipo Roman Kreuziger. Con este triunfo, el pinteño se coloca también en los primeros puestos del World Tour, a sólo dos puntos del colombiano Carlos Betancur (ganador de la Paris Niza) y del australiano Simon Gerrans, actuales co-líderes.
Pero eso carece de importancia. Lo que se trataba es de volver a ganar y, a ser posible, a lo grande. Contador lo ha hecho en el terreno que más le gusta, la montaña, y atacando desde lejos, como más nos gusta a los inisistentes y tocapelotas aficionados que lo vemos todo la fácil desde la comodidad de nuestro sofá. Ha vuelto a hacer ciclismo espectáculo.
Aún es pronto para saber si podrá ganar el Tour, pero una cosa tenemos clara. Alberto vuelve a sonreír, y eso es algo que debería preocupar a más de uno. Porque a día de hoy, marzo de 2014, el gran rival de Chris Froome se llama Alberto Contador y eso es algo que probablemente saben bien en -permítanme la licencia- Ca’n Sky. Wiggins, Porte y compañía siguen siendo un equipazo, pero cada vez asustan menos, y eso es bueno para el deporte y para el espectáculo.
Veremos que pasa en 2014. Cierto que el ciclismo está lleno de estrellas emergentes y que franceses y colombianos jóvenes lo van a petar en un futuro. Y que polacos y eslovacos ya son una realidad. Pero también se da la tendencia opuesta. Ciclistas Duracell que duran y duran, que comen hamburguesas y ganan la Vuelta con 42 años, o que, como Valverde, cada año corre de principio a fin la temporada con el hambre de un juvenil.
En medio de todos ellos Alberto Contador parece un valor seguro, al menos en la montaña. La contrarreloj de hoy en la Tirreno, que ha ganado el italiano del Movistar Adriano Malori, apenas ha servido para nada. Era muy corta y no se puede decir que sea un test importante. Sobre todo porque no había nada en juego. El pinteño ha cedido tres segundos con Quintana, cuatro con Kreuziger y uno con Peraud. En la línea de los grandes de la carrera.
Para nota, eso sí, el italiano del Movistar, que ha dejado con dos palmos y medio de narices a los grandes de la especialidad, Martin, Wiggins y Cancellara. Habrá que estar muy atentos a la progresión de este valor seguro contra el crono.
La carrera de los dos mares acaba, pero nos quedamos con ganas de más. De ciclismo épico, de grandes ataques y del Contador al que todos amamos. Al que tanto echaba de menos el ciclismo. Bienvenido a casa, pistolero.