Por El Hombre de los Manguitos.– No sé a vosotros pero a mí la espera hasta que ha empezado el Tour de Francia se me ha hecho eterna. No es sólo por ganas de que se inicie “La Grand Boucle”, es que, además, tampoco ha habido mucho con lo que entretenerse hasta entonces. En temas deportivos, entre que la selección de fútbol ha hecho el ridículo en el Mundial de Brasil y que a Rafa Nadal le ha eliminado por sorpresa el número tropecientos del mundo en Wimbledon por sorpresa uno no es que pierda el interés… pero no sigue estas competiciones con la misma intensidad.

Por otro lado la actualidad pasa por el auge de nuevas fuerzas políticas, la corrupción en las formaciones políticas más antiguas y la abdicación del Rey Juan Carlos I en favor de su hijo Felipe VI, sobre los partidarios y detractores de un referendum sobre Monarquía o República… y a mi todos esos temas me interesan un rato y terminan por aburrirme hasta la saciedad.
Y es que uno hace años que tiene sus ideas formadas sobre temas tan profundos y a la vez tan intrascendentes como la necesidad de un cambio de forma de Estado. Este no es el foro para exponer mi punto de vista en este aspecto y tampoco quiero profundizar en el tema.

En los últimos 200 años en España hemos traído a un Rey como salvador de la patria, Fernando VII “el Deseado” que acabó por cepillarse la Constitución que en su ausencia se habían dado los españoles; hemos sufrido dos guerras civiles entre los partidarios de Isabel II y los partidarios de su tío imponiéndose finalmente “la Reina del Pueblo” antes de que el pueblo terminara por exiliarla tras la revolución de 1868.

Hemos experimentado con el efímero reinado de Amadeo de Saboya, seguido de la aún más efímera y convulsa Primera República que en 11 meses tuvo cuatro presidentes distintos y que finalizó con el golpe de Estado de Pavía y la vuelta de los Borbones con Alfonso XII. Tras llevar a la crisis política a su reinado Alfonso XIII tuvo que irse a Roma con su familia y dejar paso a una nueva experiencia Republicana tan convulsa como la anterior que acabó en Guerra Civil y 40 años de Dictadura. Y después de esto vino Juan Carlos I, nieto de Alfonso XIII, y apodado “el Breve” por quienes auguraban un reinado efímero que daría paso a la Tercera República y cuya brevedad fue de 38 años y medio. Hace unos días se inició el reinado de Felipe VI entre escándalos que salpican a su hermana y su cuñado y entre voces que claman por otra forma de Estado… En resumen, en 200 años, en España ha habido grandes periodos de Monarquía (que no de estabilidad) salpicado de efímeros intentos republicanos, tres guerras civiles y una larga dictadura…

Reinar mola porque saludas a mucha gente

Y cuando uno se fija en el palmarés de los últimos 40 años de Tour de Francia los paralelismos son inevitables. Por no remontarnos mucho en el tiempo… A primeros de los 70 gobernaba en el Tour un autoritario Rey Belga Eddie Merckx que dominaba la carrera con puño de hierro. Cinco victorias en cinco participaciones en 6 años. Tan solo abandonó una vez su reino para mayor gloria de Luis Ocaña.

El Rey Belga abdicó en 1974 dejando hueco el trono del ciclismo en Francia. Bernerd Thevenet parecía destinado a ser su sucesor, pero fue Hinault, otro Bernard el que se convirtió en el gran dominador con 5 Tours entre 1978 y 1985. El Rey Francés fue depuesto en 1986 por un americano de su mismo equipo, Greg Lemond, impidiéndole la hazaña de ser el primero en ganar 6 Tours.

El nuevo dueño del Tour parecía destinado a dominar la carrera como su antecesor pero un desafortunado accidente de caza le apartaron de las carreteras durante un par de años permitiendo las experiencias revolucionarias de un irlandés y un segoviano en los años siguientes. Lemond volvió en 1989 para recuperar su trono y revalidarlo un año después. Fue entonces cuando desde Navarra, Miguel Indurain reclamó la corona francesa para sí mismo.

Cinco años de control navarro al que nadie pudo oponerse entre 1991 y 1995. En 1996 tuvo que exiliarse ante el ímpetu con que un gran danés (Riis), un adolescente alemán (Ullrich) y un pirata italiano (Pantani) pusieron para derrocarle.

Después llegó la dictadura de Armstrong ensombrecida por el dopaje y su confirmación posterior que le llevaron durante 7 años seguidos al cajón más alto del podio de París… y tras Armstrong no ha habido un dominador claro del Tour. Pereiro, Contador, Sastre, otra vez Contador, Schleck, Evans, Wiggins, Froome… Una serie de nombres incapaces de repetir triunfo.

A mí, por la sensación que dio el año pasado y la suficiencia con la que ganó Froome el año pasado, me daba en la nariz que estábamos ante el nuevo rey del Tour… pero parece tras la Dauphiné que Contador no está muy por la labor de permitir un segundo triunfo consecutivo del inglés.

¿Monarquía o República? Esa es la pregunta. ¿Estamos ante una nueva dinastía inglesa dominando el Tour? ¿O nos espera una nueva experiencia de República convulsa y sin dominio claro? ¿Será Froome un nuevo Rey del Tour? ¿O se quedará en Chris “el Breve”? ¿O será tan breve como Juan Carlos I “el Breve” y se quedará muchos años en lo alto del podio vestido de amarillo? ¿Froome o Contador? ¿Contador o Froome?

Yo, que en otros temas me confieso Republicano, creo que aquí estamos, muy a mi pesar, ante una larga monarquía en los pedales de Chris Froome. Luego la carretera pondrá a cada cual en su lugar… y puede que me equivoque, ojalá sea así.

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