Por Techo Díaz.- El Tío del Mazo es mucho más popular en España que en Inglaterra. Por mucho que allí se esté poniendo de moda el ciclismo y que tengan un campeón del mundo contra el crono que disfruta bebiendo Mahou, Sir Mallet es menos conocido que su homólogo español, o que su par frances, Monsieur Massó. Y no será por falta de oportunidades. En la Gran Bretaña hay puertos que sólo con verlos quitan el aliento, así que trabajo no le va a faltar a Sir Mallet aunque se empeñe en arrear mazazos por la izquierda.
Y es que las cosas están cambiando en los territorios de su Graciosa Majestad. Si hasta hace poco las bicis eran cosa de europeos, el invento ha conquistado ya las calles de su capital, Londres, y amenaza con extenderse también a las tranquilas villas y campiñas donde hemos encontrado algunos de estos puertos, considerados por el periodista y escritor Simon Warren como los más duros de Gran Bretaña.
Las imágenes, sobre todo en el caso del Hadknott Pass, hablan por sí solas.
1. Hardknott Pass. El legendario Hardknott Pass, en Cumbria, es el rey indiscutible de las ascensiones en el Reino Unido. Para Warren, su dureza es tal que podríamos discutir si estamos ante la subida más dura del mundo. Hablamos eso sí, en términos de rampas, porque su longitud no es para nada comparable con la del Mont Ventoux, el Stelvio o los Lagos de Covadonga. Hablamos de un puerto muy corto, pero con rampas del 25, del 30 y hasta del 33% en sus 2,6 kilómetros de longitud. Subirlo quizás no te lleve más de 15 minutos, pero la dificultad está en no bajarse de la bicicleta.
2. Great Dun Fell. También en la zona de Cumbria se encuentra el conocido como “Mont Ventoux inglés”, el Great Dun Fell. Algo menos de 8 kilómetros de ascensión para concluir junto a un gran radar blanco con forma de polota de golf que recuerda en cierta manera al pasaje lunar del gigante francés. La dureza, al igual que en la caso anterior, reside en las pendientes del 20 y el 25 % que nos encontramos en el camino. En subirlo se emplean unos 40 minutos.
3. Fleet Moss. Es la carretera más alta de Yorkshire y una bestia se suba por donde se suba. Pero su vertiente más dura es por el sur, donde nos encontramos con rampas del 17% apenas empezar. Tras pasar unas granjas, nos encontraremos con el tramo más difícil de la subida, con rampas superiores al 20% y un final en zig-zag que hace que cuando los ciclistas llegan a su cima, tras superar un desnivel de 323 metros en 5,4 kilómetros, se sientan en la cima del mundo.
4. Bealach-Na-Ba. Sólo el nombre ya acojona. Además, está en las Highlands y con un poco de niebla es fácil imaginarse cientos de escoceses en versión fea de Mel Gibson haciendo ruido para asustar a los ciclistas gallinas que no llegan a la cima. Y eso no es tarea fácil, porque los casi 9 kilómetros de ascensión salvan un desnivel de 623 metros recorriendo un paraje de extrema belleza cuando los condiciones climatológicas lo permiten, que no son todos los miércoles del año. Una carretera de leyenda que también presenta rampas de más del 20% en su tramo final. La mejor vertiente, sostiene Simon Warren, es la que sale desde Tornapress.
5. Asterton Bank. Hacer esta subida puede que no te lleve más de diez minutos, pero tus piernas se van a acordar de esos diez minutos de por vida. Se trata de una rampa corta y explosiva, que arranca junto a una cabina de teléfonos roja situada en medio de un bosque que parece sacada de un cuento. De un cuento que enseguida se transforma en película de terror para las piernas del ciclista que pretenda acometer las rampas de más del 25% necesarias para situarse, en poco menos de un kilómetro, en la cima de Asterton Bank.