Por Techo Díaz.- Naranjas Costa del Sol es una empresa como cualquier otra de venta de naranjas, con la particularidad de que a su dueño le gusta mucho el ciclismo. Así que hace unas semanas me llamó y me preguntó por los concursos que a veces realizamos en coincidencia con grandes etapas de algunas pruebas ciclistas, en las que sorteamos algún premio entre los acertantes del ganador de la etapa. De paso, me preguntó si queríamos probar una cesta de naranjas, que también incluyen limones y aguacates. Dicho y hecho. El sábado sortearemos una cesta entre quienes adivinen la escuadra ganadora de la crono por equipos del Giro y, con muy pocos problemas, hemos dado buena cuenta de las naranjas y limones que venían en la cesta que nos han enviado.
Poco que decir al respecto. Las naranjas están muy buenas ya que, según nos cuentan, según reciben el pedido por Internet las cogen directamente del árbol. Eso marca la diferencia con algunas piezas de fruta que no encontramos en supermercados o fruterías, en especial cuando uno vive en Madrid y las naranjas, sabido es, viven más a gusto en Málaga, Huelva o la costa valenciana.
Pero como esta breve reseña no merecería ni tan siquiera un post he decidido investigar las ventajas y desventajas que tiene uno de mis desayunos favoritos antes de una salida ciclista: el zumo de naranja. La fruta, lo henos oído siempre, es uno de los mejores alimentos que existen, crece de la naturaleza, es armonioso con el entorno y un montón de virtudes más que no da tiempo a enumerar y que la han convertido en el no va más de la pirámide alimenticia. Pero, ¿está justificada tan buen fama? ¿Esconde secretos malignos bajo su cáscara o al menos cosas que debemos tener en cuenta?
La verdad es que muy pocos, pero haberlo haylos. Sobre todo en lo que al zumo se refiere. Para empezar conviene desterrar de nuestra dieta los zumos envasados, con un altísimo contenido en azúcar, y tener siempre presente que es mucho mejor tomarse una pieza de fruta que hacerla zumo. Pero si pese a todo, como yo, sois fans de este producto en vuestro desayuno, confirmar un mito algunas veces cuestionado. Las madres tenían razón: hay que tomarse el zumo recién exprimido porque las vitaminas se evaporan.
Esto es así no porque las vitaminas se queden flotando el aire hasta formar nubes de vitaminas que luego con el mal tiempo y el frío derivan en tormentas, sino porque la principal vitamina de la naranja, la C, se pierde al contacto con la luz. Según explica la dietista y entrenadora personal Susana León, el zumo de naranja, para que aporte beneficios al organismo, debe ser natural (elaborado por nosotros mismos con una licuadora) y tomarse recién exprimido.
Otra de las ventajas es que aporta gran cantidad de energía de forma inmediata (procedente de la fructosa, el azúcar natural que contiene la naranja), lo que es idóneo para iniciar la actividad física. No obstante, es recomendable tomar también algún hidrato de carbono complejo rico en fibra que impida un descenso muy rápido de la glucosa por exceso de insulina provocado por la gran cantidad de azúcar natural que contiene el zumo.
Por último, destacar en el aspecto de ventajas que el zumo de naranja es fácilmente digerible, con lo que no tendrás digestiones pesadas durante la ruta ciclista.
No todo son ventajas, claro. La experta, consultada por El Tío del Mazo, nos advierte también que el zumo puede provocar una bajada de azúcar porque el páncreas suelta mucha insulina para metabolizar el azúcar directo que le estamos dando al organismo. Por ello, es saludable tomar algún hidrato de carbono integral, como pan o pasta, con el zumo. No mola nada encontrarse por ahí con una pájara o con la visita del Temible.
Y algunos inconvenientes más del mundo zumo: al licuar o exprimir la fruta se pierde la fibra natural que contiene, por lo que no aporta fibra. Y no solemos usar solo una fruta para hacer el zumo, sino que en un vaso solemos usar de 2 a 3 piezas. Lo ideal sería utilizar sólo una.
Con todo, la decisión de tomar o no un zumo de naranja antes de salir en bici corresponde a cada persona y a sus circunstancias. Pero desde luego no se trata, ni de lejos, del peor alimento del mundo.