Por Techo Díaz.- Probablemente el ciclismo sea un deporte que mueve poco dinero en relación a la pasión que genera, pero aún así se mueven buenas cantidades de pasta, en especial en la prueba reina, el Tour de Francia. No es para menos. El Tour, sin apenas competencia en verano, tiene una audiencia potencial de 3.500 millones de telespectadores en todo el mundo.
Y aunque no todo el mundo es tan fan como nosotros, quien más quien menos ha visto alguna vez en su vida alguna etapa del Tour, aunque sea como trasfondo de la siesta. Nombres como Alpe d’Huez, Tourmalet, Mont Ventoux, Galibier, Mende o Plateau de Beille le suenan a cualquiera que haya tenido un verano y hasta el menos pintado sabe que a finales de julio pasa algo en los Campos Elíseos de París.
Más allá del espectáculo deportivo, el Tour es una estupenda plataforma turística, y ciudades como Pau o la bellísima Annecy son conocidas en medio orbe a fuerza de acoger finales de la más seguida de las carreras en verano. Quizás por ello cada año más de 200 ayuntamientos franceses pelean por acoger una etapa de la Grande Boucle. Pero ¿cuánto cuesta ser la sede de una llegada del Tour y qué beneficios se obtienen por ello?
Según relata el diario Expansión, acoger la llegada de una etapa del Tour tiene un coste cercano a 600.000 euros para los consistorios galos. Ser el punto de salida se cotiza mucho menos, a 100.000 euritos el corte de cinta.
El beneficio de acoger una línea de meta, más allá del intenso orgullo que los franceses tienen por su carrera nacional, no es moco de pavo. Fuentes de la embajada francesa en Madrid consultadas por el mismo diario señalan que los ingresos generados en hostelería por la carrera rondan al menos los 670.000 euros por etapa. En concreto, citan el caso de la ciudad de Metz, donde la caravana del Tour dejó esa cantidad de dinero a su paso por la medieval villa, cuna de la quiche Lorraine.
Aunque el artículo cita a la edición del pasado año, suponemos que se refiere al año 2012, ya que en el 2014 no hubo final de etapa allí. Aquel día, los seguidores del Tour se dejaron la friolera de 670.000 euros sólo en pernoctar y en trozos de quiche, y aunque la etapa (con victoria de Peter Sagan) y la ciudad tienen su encanto, seguramente los ingresos son mucho mayores cuando la carrera termina en alto y se está decidiendo la general. En Alpe d’Huez no es raro que se congreguen cerca de un millón de personas en las cunetas. A partir de ahí solo hay que sacar cuentas: calculen eso en perritos y coca-colas…