Por un Señor de Toledo.- Las pocas imágenes que nos han llegado son de las que ponen los pelos de punta pero, afortunadamente, esta historia tiene un final feliz. Ha sucedido este pasado domingo, en el lago de la localidad suiza de Lugano, concretamente en un punto que es conocido como el Puente del Diablo. Se disputaba el Gran Premio de Lugano de ciclismo, cuando el corredor alemán, Arnold Fiek, en un lance de la carrera caía de su bicicleta y se precipitaba por un puente, desde 12 metros de altura, hasta las gélidas aguas de un lago…
Caída desde 12 metros de altura, el Puente del Diablo, las gélidas aguas del lago Lugano en el mes de febrero… Todo tenía muy, muy mala pinta y eran los ingredientes de un fatal presagio para un joven ciclista alemán de 23 años.
Arnold Fiek daba con sus huesos en el lago y afortunada y milagrosamente la caída no le hizo perder el conocimiento y encontró las fuerzas suficientes para nadar para salir del agua y esperar, con una cadera rota, diez minutos la llegada de un barco que iba en su rescate. Como ya os adelantábamos al principio del post, un final feliz para una historia que pintaba muy, pero que muy mal.
En una entrevista concedida al diario italiano La Gazzetta dello Sport, Fiek relató así su accidente: “No perdí la consciencia. He tenido muchísima suerte porque, de haber caído de cabeza, las consecuencias habrían sido otras”. El joven ciclista contó al medio italiano lo que se le pasó por la mente en esos momentos tan complicados: “en el agua me dije, ‘esto se ha acabado’, pero nunca se sabe. Después, nadé hasta la orilla con mucho dolor”.
Nos alegramos y mucho por este joven corredor y una vez más, se pone de manifiesto esto que habréis oído en muchas ocasiones de que ‘los ciclistas están hechos de otra pasta…’