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Everesting, el nuevo reto ciclista que hace sombra al Ironman

Por Techo Díaz.- Aunque desde el circuito profesional existe una tendencia a recortar kilómetros en las grandes vueltas y hacer recorridos más equilibrados, en el campo amateur pasa exactamente lo contrario. Cada vez se organizan carreras más duras, más salvajes, más al límite.

Buscando no sólo el titular sino también la superación extrema, el conseguir aquello que antes de empezar a entrenar nos parecía inalcanzable, un sueño al alcance solo de deportistas de élite. Y funciona, porque las carreras se reproducen como setas y cada vez congregan a más gente. De ahí el auge del triatlon, el maraton, el trail running y por supuesto el ciclismo. La crisis de los 40 ya saben, se supera corriendo maratones.

Lo que pasa es que se empieza con una carrerita, se pasa luego al triatlon y es como cuando de joven ibas a tomar una caña y te liabas. Al final acabas apuntado a un Ironman.

Eso lleva su tiempo y son palabras mayores, pero no es lo último en retos ciclistas. Lo último se llama Everesting y está irrumpiendo con fuerza entre los ciclistas más salvajes y mejor entrenados. Porque, desde luego, no es algo que se prepare en un día.

Morcuera Javier San Emeterio
Javier San Emeterio, en pleno everesting

¿Qué es exactamente un Everesting? Ni más ni menos que subir en un sólo día 8.848 metros de desnivel en bici, es decir, el equivalente a subir el techo del mundo, el famosísimo Monte Everest.

La idea tiene su origen en el cerebro de un tipo con solera en esto del Himalaya, pues se trata del nieto del celebérrimo George Leigh Mallory, uno de los primeros hombres que intentaron hacer cima en el Everest. Allí murió en su tercer intento, en 1924, y aún hoy surgen dudas de si pudo haber llegado a la cumbre antes de morir, lo que hubiera supuesto adelantarse 29 años a su “conquistador” oficial, Edmund Hillary.

Pues bien, la idea del “joven” Mallory, que se llama George como su abuelo, caló hondo en el ánimo del ciclista Andy Van Bergen, que es quien se ha encargado de difundirla a nivel mundial. El boca a boca y Strava han hecho el resto y ahora nos encontramos con un reto cuyas reglas no puedan ser más sencillas: da igual los kilómetros que hagas o las veces que subas un puerto. Tienes que acumular 8.848 metros de desnivel.

Igual que algunos ríos no son navegables, el Everest no es ciclable, así que no queda otra que buscarse recorridos alternativos. Y los hay, claro. A lo ancho y largo del mundo. Pueden ser muy cortos o muy largos, dependiendo de la montaña que tengas a mano, pero casi en cualquier punto del mundo puedes marcarte un Everesting.

Por ejemplo en Madrid. Es el caso de Javier San Emeterio Cutillas, que el pasado 8 de octubre se curró 15 subidas a La Morcuera para conseguirlo. Según nos cuenta un compi de grupetta, lector del Tío del Mazo, la aventura comenzó a las 6 de la mañana, para acabar 13 horas después superando más de 9.000 metros de desnivel. No fue además un recorrido corto. El reto se cerraba con una distancia de 268 kilómetros y 9.921 calorías gastadas. Desde luego, el cochinillo, o lo que quiera que se zampase para cenar, estaba más que merecido.

Una hazaña en toda regla. Otros miembros de su grupetta lo intentaron, aunque sólo él lo consiguió acabar en esta ocasión. Y es que el everesting no es algo para tomarse a broma. Requiere preparación, constancia, buenas piernas y mejor cabeza. Ropa adecuada, nutrición correcta y perfecto dominio de la situación. Esquivar al Tío del Mazo puede ser fácil en un dos mil o hasta en en un tres mil, pero hay que ser muy crack para confundirlo en un ocho mil.

cartel everest

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