Por El Aguador – Ahora que el bigote se ha puesto de moda, lanzamos esta pregunta, que seguro que a nuestros lectores más jóvenes les cuesta un poco responder.
Este hombre del bigote, presente en muchísimas carreras y al que casi todos vimos alguna vez en televisión es Jaime Mir, cuyas memorias acaba de publicar la editorial Cultura Ciclista bajo el nombre de «Secundario de lujo». Jaime es el secundario más famoso del ciclismo gracias a ese mostacho, y en este libro el periodista Iván Vega recorre su andadura con el pelotón.
Jaime Mir ha llevado los colores de Bic, Teka, Kas, Ferrys, Seur o Lotus-Festina. En 1959 se estrenó siguiendo en un Seat 600 el Tour de 1959, el de Bahamontes; y su última aparición fue en la Vuelta de 2011. Ha estado más de 50 años metido en las entrañas del pelotón, cosa que lo convierte en una de las personas que más saben de este circo, con infinidad de vivencias y andanzas por las líneas de meta de medio mundo. En el libro relata un buen puñado de ellas, recogidas en el desempeño de un oficio que inventó él, esperando a los ciclistas en las metas para atenderlos y acicalarlos, buscando dar la mayor cantidad de minutos de televisión a las marcas que lo patrocinaban.
Iván Vega García, autor de El Cuaderno de JoanSeguidor (joanseguidor.com), entre otras colaboraciones, ha recopilado sus recuerdos y los ha documentado para completaros y situarlos en su época y su contexto. El resultado es el relato de la vida de un secundario que se tomó todos sus papeles “muy en serio, pero al mismo tiempo con sentido del humor y cordialidad”, explica Jaime Mir.
Por las páginas de Secundario de lujo circulan nombres célebres de las dos ruedas como los de Langarica, Bahamontes, Poblet, Anquetil, Poulidor, Pérez Francés, Julio Jiménez, Merckx, Ocaña, Dietzen, Lejarreta, Virenque, Zülle… Y otros menos rutilantes pero que también se han ganado su sitio en la historia del ciclismo: Manzaneque, Gabica, Johny Schleck, Alfonso Gutiérrez, Ángel José Sarrapio, Luis Pérez, etc. Esta constelación rivaliza en el libro con la del séptimo arte, donde el satélite Mir se codeó con astros como Marlon Brando, Jack Palance, Paco Rabal y Fernando Fernán Gómez, y con otras muchas “estrellas, estrellitas y estrellados”, según sus palabras. No en vano Mir fue un rostro habitual en varios espagueti westerns y en títulos emblemáticos del llamado cine quinqui.
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