Por Techo Díaz. En la tele no lo vemos todo. Vemos cómo pasan los primeros y ya, porque las cámaras tiene que estar con los ganadores. Sus lágrimas, sus celebraciones, sus enfados o sus abrazos son lo que el público quiere ver, y no lo cambiaríamos por nada del mundo. Pero nos perdemos una parte muy bonita del ciclismo.
O no, porque gracias a las redes sociales todo se hace viral y ya no hay gatekeeper que valga. Siempre hay algún aficionado, o algún community manager grabándolo todo, sea un agarrón al coche del equipo o un bonito gesto como el de Benett regalando su bidón a un niño. Y en el Mundial de Innsbruck, uno de los más duros de la historia, no iba a ser menos.
Por la tele pudimos ver como el brutal ritmo de Bardet y Woods iba descolgando, uno tras otros, a todos los favoritos de la carrera que no se llamaban Alejandro. Moscon, Alaphilippe, Dumoulin, Pinot… Pero si estos ya se retorcían… ¿qué contar de los que venían detrás? Nada mejor que este video casero para verlo.
#InnsbruckTirol2018 / Regardez moi ça… pic.twitter.com/9ca6xi7mB5
— Renaud Breban (@RenaudB31) 30 de septiembre de 2018
Duelen las piernas solo de mirar. Y hablamos de los mejores del mundo. De los que quedaban, porque alguno como Sagan, Kwiatkowski, Dan Martin o Superman López ni siquiera llegaron a estas rampas.
Los que sí estuvieron se retuercen, sufren y hasta llegan a poner el pie en el suelo. A Lutsenko -excelente corredor- se le ve incluso pasar con la bici en la mano.
El documento, aunque sea desde el móvil de un aficionado, pone más en valor aún la victoria de Alejandro Valverde. En las rampas infernales de Holl no se respetaban apellidos, ni solera. Solo valía ser el más fuerte.