Por el Aguador – Lo dicen muchas veces los deportistas de élite. Lo difícil no es llegar a la élite sino mantenerse. Parece que algo así ha pasado con los sistemas de bicicleta pública en España. Desde 2006 comenzó un crecimiento rapidísimo de los municipios que implantaron ese servicio para los ciudadanos, llegando a su auge en 2010 con 100 sistemas de bicicleta pública. pero a partir de ese año y hasta el día de hoy, esa cifra se ha visto reducida casi a la mitad, con tan solo 53 proyectos todavía en activo.
Los datos, que recoge en una gran labor de recopilación de información, el Observatorio de la Bicicleta Pública en España, parecen confirmar esa teoría de la primera frase del post. Es sencillo (más o menos) crear el sistema, pero luego hay que mantenerlo. Al igual que una carretera o cualquier otra infraestructura, el sistema requiere mantenimiento, porque hay que conservar las bases de estacionamiento, mover bicis de un sitio a otro, los sistemas informáticos que los regulan y, muy importante, proveer al sistema de bicicletas. Desafortunadamente para estos asuntos, en España estamos a años luz de otros países europeos y se producen costosos actos de vandalismo, uso abusivo de las bicicletas o incluso hurto. Se hablaba hace no mucho de – datos no oficiales– de mas de 800 bicicletas dañadas en BiciMad, por poner un ejemplo.
Ya sea por vandalismo, por costes inasumibles para algunas administraciones (han cerrado mayoritariamente los sistemas de bicicletas pequeñas), porque el uso ha sido bajo, o porque se han puesto como acción de oportunismo político, es algo que debería preocuparnos si queremos conseguir más movimiento urbano sobre ruedas.