Por Techo Díaz.- Merece la pena ver ‘Un Año de Arcoíris‘. Varias veces, como las que lloró el campeón del mundo en su preestreno.
Una vez más Mónica Marchante lo ha vuelto a bordar. Si ya nos emocionó en el documental sobre Perico, aquí riza el rizo al desvelar rincones más ocultos y desconocidos de Alejandro Valverde. Porque aunque en la era del campeón del mundo todo es archiconocido y archidocumentado, aún quedan detalles en la vida del murciano que están por descubrir, como la depresión que sufrió allá por 2012, tras su vuelta a la competición.
Es la primera vez que lo cuenta, pero el ciclista pasó un época muy chunga. Se mareaba encima de la bicicleta, tenía miedo en los descensos largos y no se atrevía a conducir en las autovías porque, dice con su naturalidad característica, no sabría dónde parar si le llegaba un mareo.
Pero todo ello lo superó, igual que la lesión de Dusseldorf, para llegar a ser campeón del mundo. No fue un camino fácil y desde luego, no fue un camino corto. Por eso, todos se alegraron tanto aquel ya mítico día de Innsbruck. Lo hicieron los españoles, pero también -cuenta Freire- los italianos como Bettini o Fondriest. Todo el mundo del ciclismo sabía que nadie se lo merecía tanto como él.
Os va a emocionar: #UnAñoDeArcoiris pic.twitter.com/siXo1atfXZ
— El Tío del Mazo (@eltiodelmazo) September 16, 2019
Pero hasta aquí la presentación, porque todo lo demás son spoilers, y lo mejor es verlo. Porque no os podéis perder las perlitas de Javier Mínguez sobre los mundiales (incluído Florencia) o las historias de Pereiro, Freire, Contador o su compi José Joaquín Rojas. Y mucho menos las de su entorno humano y emocional. Porque si algo trasciende del documental es que Valverde es lo que es por su grupeta y por Murcia. No tiene más secreto. No tiene más milagro.
El documental se estrena el miércoles a las 21:45h en #Vamos y se emitirá en distintas reposiciones. Olvidaros de Netflix y de la serie de moda: hay que verlo. Nosotros tuvimos la suerte de disfrutarlo en el preestreno y estamos deseando volver a hacerlo. Esta vez con sombrero, para descubrirnos.