El Tour del nuevo ciclismo: así será la carrera en 2022
Tendemos los españoles a creer que el Tour se diseña para los franceses, antes para Bardet ahora para Alaphilippe. Y aunque no es del todo cierto, razones no nos faltan para que veamos apuntar las teorías de la conspiración. El recorrido que se presenta ahora es bastante distinto que el que se corría en aquellos años nada lejanos en que Bardet y Pinot se postulaban como candidatos al podio. Y más proclive a los gustos del muevo ciclismo, al que protagonizan sobre todo Van Aert, Van der Poel y el doble campeón del mundo Alaphilppe.
Etapas cortas y explosivas donde todos -hasta Valverde- tendrán su oportunidad. Muros, cotas, pavés y crono de 40 kilómetros con dos tachuelillas al final. Y aunque el gran favorito volverá a ser Tadej Pogacar no podremos decir que no haya etapas para todos los gustos. Y espectáculo.
Porque si algo garantiza este diseño es que no habrá ni un día de transición. Aunque ya hace tiempo que, por suerte para todos, se eliminó aquella primera semana que solo traía sprints y disgustos para los equipos españoles, esta edición consolida esta tendencia, haciendo que el pavés parezca ya el quinto día de carrera. Un día que se correrá a muerte y que puede suponer el adiós de todas las opciones a un grupo de corredores que nunca han corrido en esta superficie.
Dista mucho de ser una Roubaix, pero hay 19,4 kilómetros de pedruscos en los últimos 75 de carrera. Con un Van Aert y un Van der Poel desencadenados, algunos ciclistas pueden perder hasta el apellido. la última vez que el pavés hizo de las suyas, Nibali hizo valer su fortaleza para extraer un triunfo en la general que nadie daba por hecho antes de la carrera.
Habrá también montaña, pero agrupada en etapas más cortas. La etapa 11 de subirá Télégraphe, Galibier y Granon en un día en que Bernal debería desenvadenar su furia si quiere hacerse un hueco en la lucha por la general.
Al día siguiente Alpe d’Huez, precedido de Galibier y Croix de Fer. Etapa dura pero corta, de 166 kilómetros. Con todo, oportunidad para que los escaladores busque la gloria y recuperen el tiempo que se les presume perdido en las primeras jornadas. Aunque no parece un buen Tour para Mikel Landa o Pello Bilbao quizás este pueda ser su día.
En los Pirineos, la etapa con final en Peyragudes, subirá antes Aspin, Hourquette d’Ancizan y Val Louron-Azet. Los nostálgicos firmaríamos con ganas un triunfo de Valverde para poner fin a su carrera, que ya le vio resucitar en esta cima en 2012. Sería tan impresionante quizás sea mejor no pensar en ello.
Y la cima de infausto recuerdo: Hautacam. Allí acabará para muchos el Tour, al menos para los que no se jueguen nada, en la crono que otra vez, resultará decisiva.
Porque a los mejor el Tour se decide en la jornada 20. Entre eslovenos. Y quizás haya revancha, o no, pero emoción no va a faltar en esta crono que cuenta con dos pequeñas cotas al final.