Tradicionalmente el Giro de Italia se decide en una tercera semana dura de competición en la que saltan chispas. Por eso, seguramente todos estamos esperando a que lleguen esos días definitivos mientras hemos vivido una primera mitad de competición más bien tranquila y sin demasiados sobresaltos más allá de los abandonos forzados, el último de ellos el de Bardet en esta misma jornada.
Este fin de semana llega la traca final de la segunda semana y lo hace con dos etapas que, si bien van a ayudar a que no se nos caiga la baba en el sofá esperando el sprint de turno, sobre el papel tampoco deberían ser definitivas aunque sí tendrían que servir para empezar a agrandar las diferencias entre los favoritos y que alguno de los que ahora están en el TOP se vean borrados de la pelea.
Etapa 14: Santena-Torino
Este sábado tenemos una jornada corta pero intensa. En un perfil que parece más propio de La Vuelta que de la carrera italiana por el kilometraje, el pelotón se enfrenta a 3000 metros de desnivel positivo en apenas 147 kilómetros. No hay ningún ‘puertarraco’, ni siquiera se moverán por altitudes elevadas, pero sí es un perfil escarpado con cinco ascensiones de segunda categoría y unos kilómetros finales en bajada en los que los ciclistas van a tener que arriesgar para sacar premio.
La salida de Santena deja unos 36 kilómetros casi planos para que se forme la fuga del día y después el encadenado y el sube y baja es constante además sobre un circuito al que se darán dos vueltas. Por orden, se afrontan las subidas a Il Pilonetto, Superga (previo paso por el monumento Fausto Coppi) y Colle della Maddalena, y estas dos subidas finales son las que se enlazan de nuevo en el segundo paso para llegar a la meta en Torino.
Es una miniclásica de esas en las que si los corredores están inspirados, se sienten valientes y con ganas, pueden regalar un bonito espectáculo. Pero todo estará condicionado, al igual que los días previos, por el intenso calor y las intensas temperaturas por encima de los 30 grados.
Etapa 15: Rivarolo Canavese – Cogne
Para el domingo queda uno de esos perfiles más clásicos del Giro de Italia. Con 177 kilómetros, se afrontan tres puertos, dos de ellos duros de Primera Categoría aunque sorprendentemente el final en alto es una ascensión de Segunda Categoría. La primera mitad de la etapa con salida en Rivarolo Canavese es relativamente sencilla pero después todo se vuelve endurece y la dificultad se concentra en la segunda mitad del recorrido.
Para abrir boca, la subida a Pila-les Fleurs, que se corona a 1.421 metros de altitud con rampas de hasta el 15%. Descenso e inmediatamente la carretera vuelve a picar para arriba con el Verrogne que se corona a 1.582 metros. Y desde ahí de nuevo para abajo y la prolongada ascensión al Cogne. Catalogado de Segunda Categoría dado que sus rampas son muy constantes, con medias del 3% y el 4%, lo más complicado está en los primeros cinco kilómetros donde se roza el 11%. La dificultad reside en los más de 22 kilómetros de subida que pese a ser tendida a alguno se le pueden hacer interminables.
A definir, muchas dudas: cuánto aguantará la maglia rosa Juanpe, si veremos a Richard Carapaz hacer valer su condición de favorito, si Almeida este año no pegará el petardazo… Y el Landismo. Siempre el Landismo.
Las etapas pueden verse en España de manera íntegra en el canal Eurosport.