Si él ataca, tú atacas. Si él bebe, tú bebes. Y solo cuando lo veas absolutamente muerto lo rematas.

Algo así le debieron decir a Jonas Vingegaard, virtual ganador del Tour de Francia 2022, en el autobús del mejor equipo que hemos visto correr este siglo. Porque sí, el Sky de Froome era la hostia, el US Postal de Armstrong avasallador, pero el Jumbo de este año ha sido maravilloso. En todos los terrenos. Con toda clase de corredores. Y sobre todo con uno muy especial, Wout Van Aert.

Ver al maillot verde tirando del maillot amarillo y del maillot blanco en la última etapa de montaña del Tour, cuando todos los demás van muertos, no es algo muy habitual. Pero ha pasado. Y no ha pasado solo porque el belga sea un buen escalador, que lo es, sino porque estaba todo pensado. Porque se había marchado en la fuga buena del día para que, cuando un esloveno loco lanzase sus 14.000 ataques, ya estuviese por delante, con fuerzas para hacer el último relevo.

Jumbo ha ganado este Tour aprendiendo de sus errores. De aquel otro que perdieron hace dos años en la Planche des Belles Filles, o el que no pudieron disputar el año pasado por centrar todas sus balas en Roglic. Aprendiendo también de los mejores. Reservando a Sepp Kuss para la segunda parte del Tour, como hacía el Sky de Froome a veces con Poels. No proponiendo trenecitos, sino jugando sus bazas de muchas y muy distintas maneras. Hasta conseguir acabar con el mejor ciclista que hemos visto en lo que llevamos de siglo.

Porque Vingegaard y el Jumbo son los justos vencedores, pero Pogacar nos ha robado (aún más) el corazón. Ha atacando subiendo, bajando y en llano. Con equipo, sin equipo y con equipo de dos (qué bueno McNulty), y no nos ha dejado ni una puñetera siesta tranquila. Porque lo de atacar a 50 o a 30 kilómetro de meta, en el penúltimo puerto de la jornada, no era algo a los que nos hubiesen acostumbrado sus predecesores.

En este Tour no hemos podido pestañear y eso ha sido maravilloso. El mejor ciclista del siglo contra el mejor equipo del siglo. Y al final ha ganado el mejor equipo, como es lógico. Porque aunque a veces nos olvidamos, el ciclismo es un deporte de equipo.

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