Por Javier García
El panorama del ciclismo mundial vive hoy en día una de sus páginas más gloriosas, los Pogacar, Van der Poel o Van Aert entre otros, nos pegan a la televisión con su inconformismo redundante en cada carrera en la que están presentes. En el cine, cuanto mejor es el malo, mejor es la película, algo parecido ocurre en el ciclismo actual. La calidad cada vez está más marcada por la precocidad, frases como “Si no destacas con 22 años ya no conseguirás nada” se han tornado como habitual, algo que nunca puede ser justo, da igual el contexto.
Es cierto que los tiempos cambian, que las nuevas generaciones pisan fuerte y que el climax de los corredores cada vez reduce menos su espera. Los chavales que antes necesitaban temporadas para adaptarse al World Tour y ahora acumulan victorias en sus primeras carreras profesionales, algo impensable hace años. Los jóvenes son los nuevos gallos del corral y el respeto por los corredores veteranos se ha ido al garete, algo que puede dar mucho espectáculo. Sin embargo, aunque tengas un talento descomunal, la escena te desplaza poco a poco si no eres un ganador nato. El último caso lo podemos ver reflejado en Joao Almeida.
El portugués, a sus 25 años, es uno de los filones de UAE, podio en el giro y además ganador de carreras como el Tour de Polonia, no obstante, el show lo ha dejado en un segundo plano. La lista de ciclistas que le acompañan en esta situación es interminable, de hecho, el 95% no gana con asiduidad. No podemos dejar de valorar los resultados de los que no ganan día sí y día también, tampoco podemos exigir que cada chaval que pasa de juveniles reviente el panorama con la misma contundencia que algunos elegidos.
Pensemos en Miguel Indurain o en Eddy Merckx, leyendas que no dieron rienda suelta a su dominio hasta los 27 años, por ejemplo, a esas edades Van der Poel y Van Aert llevaban casi una década dándose crochés a la mandíbula. La precocidad es una delicia, no nos equivoquemos, pero hay que saber interpretarla. Ver ganar un Tour de Francia a Pogacar con 20 años o a Remco una Vuelta a España con 22 es asombroso, pero el camino no es el mismo para todos y eso no es negociable.
Casos como el de Chris Horner en 2013 cuando se llevo la Vuelta a España a sus 41 años ahora mismo se antojan imposibles, ver como Ayuso con la mitad de edad ya fue tercero el año pasado, nos da la medida de cuanto ha cambiado el cuento. La impaciencia que rodea nuestras vidas no nos debe poner la venda en los ojos, todos los vinos no tienen el mismo tiempo de maduración. La mirada debe cambiar, si no el pelotón cada vez estará más repleto de juguetes rotos que no han gozado del cariño, las oportunidades y la confianza que merecen.