Por Javier García
En plena ola de valoraciones acerca de si el ciclismo necesita o no una revolución, la UCI acaba de publicar un informe sin precedentes con datos más que positivos sobre los últimos mundiales en ruta. Este estudio avala que los campeonatos del mundo disputados en Glasgow durante 2023 fueron un éxito rotundo más allá del deporte, con grandes beneficios en sostenibilidad, turismo, y sobre todo, en economía.
La capital escocesa fue también la capital del ciclismo mundial entre el pasado 3 y el 13 de agosto. 13 disciplinas sobre los pedales con hasta 11 días de competición, que culminaron con el primer maillot arcoíris de Van der Poel lejos del barro. Una de las claves fue agrupar por primera vez todas las disciplinas en una misma ubicación. 7100 atletas de 131 naciones se repartieron los 220 títulos mundiales UCI en juego.
Today’s fans 🥰
300,000 people lined the roads between Edinburgh & Glasgow 🏴 #GlasgowScotland2023 pic.twitter.com/CnlaOKQ1nN
— UCI (@UCI_cycling) August 6, 2023
El campeonato no solo salió rentable para la región de Glasgow, sino que supuso uno de los mejores eventos ciclistas en materia socioeconómica desde que hay registros. Dentro de estos beneficios destacan los 205 millones de libras generados para la localidad escocesa, con 5.285 nuevos puestos de trabajo creados desde la fecha marcada.
La edición de 2023 también marcó records relativos al número de espectadores que siguieron la carrera. La prueba fue retransmitida en 93 canales y 130 países, lo que produjo 200 millones de horas vistas en todo el mundo y algo más de 80 millones de espectadores solo en Europa. A pie de las calles de Glasgow la cosa también traspaso límites positivos, cerca de un millón de aficionados se dieron cita para ver las competiciones. En este apartado destacan los casi 90.000 que procedían de fuera de Reino Unido.
El evento también destacó notablemente por sus cuestiones sostenibles. Según las cifras, el 82% de los aficionados utilizaron modelos de transporte activos y el 79% de los residentes incidieron en la idea de utilizar más la bicicleta tras los campeonatos. Como ocurre en eventos de este calibre, los cicloturistas de la zona también se vieron beneficiados con hasta 6 millones de inversión en las infraestructuras ciclistas de la ciudad que baña el rio Clyde.
Otro paso muy importante que se detectó es la reducción de la brecha de género. Las mujeres representaron un 40% de los visitantes, números inferiores a los hombres, pero que doblan casi los datos de hace una década. Los campeonatos mundiales este año llegarán a Zurich con el mismo modelo bajo el brazo, si algo funciona mejor no tocarlo demasiado.
El ciclismo vuelve a dejar patente una vez más que su actividad es rentable y que es capaz de contagiar a los sectores que la rodean. 2024 será un año clave para saber hacia donde se dirige el ciclismo moderno, pero quizá la revolución inminente no sea algo imprescindible dado que los números a todos los efectos cada vez son mejores.