Por Javier García
El saludo ciclista es una de las bases más sencillas y a la vez más primitivas del mundo del ciclismo. Hace años era impensable trascurrir por una carretera o un camino y no saludar al compañero que te venía de frente e incluso que te adelantaba. La cifra de aficionados practicantes no deja de crecer, sin embargo, el número de saludos en las cunetas ha caído prácticamente en el olvido, la ecuación no tiene una respuesta concreta.
Saludar forma parte de nuestra cultura, hablamos de uno de los síntomas de pertenencia. Cuando salimos a dar pedal nos sentimos felices, incluidos en un colectivo que es diferente a otros deportes, esto no se puede perder de vista. Nuestro deporte nos expone a muchos riesgos, accidentes, averías, problemas físicos, por eso siempre hay que saludar. Hoy puede ser un desconocido, pero probablemente mañana puede ser tu el que necesite ayuda.
En tiempos donde la vida se ha puesto muy cara, parece que saludar también forma parte la inflación, pero nada más lejos de la realidad. Saludar nos hace ser más humanos, crear un nexo con alguien que en su gran mayoría no conoces de nada, pero con el que sientes una relación virtual mucho más cercana. No importa si eres un profesional o un dominguero, si haces 15 kilómetros o corres un Tour de Francia. Van der Poel ha sido el último en resaltar la importancia del saludo, alegando en sus redes sociales que “Nunca se es lo bastante profesional para saludar”.
El saludo entre nosotros debería ser algo innato, como aprender a dar pedal. El gesto es simple y caricaturiza a piel abierta la educación de los sujetos. Las conexiones tecnológicas se nos van de las manos a la par que descuidamos las conexiones personales. Últimamente es muy frecuente que, al saludar, no es que no te respondan, es que directamente no levantan la cabeza. El ego ocupa el ancho de la carretera y muchas veces la impotencia rebosa la cabeza de quien no ve su gesto recompensado con algo tan simple como la reciprocidad.
Aunque la bici es nuestra compañera de sufrimiento, siempre hay un hueco para levantar la cabeza y saludar 😜 El saludo ciclista forma parte de nuestra cultura y estaría bien no perderlo ☝🏼📸 @fotografiaNane #WeAreATeam pic.twitter.com/p3pQjaTXEx
— Juanpe López (@juanpelopez97) June 14, 2020
Las excusas llenan los cajones. Muchos son los que se suben a un vagón en marcha sin conocer su historia, pero tampoco sería lógico culpar al polémico postureo, hay quien aprende el oficio en un día. Argumentar que antes se hacía más porque éramos cuatro gatos los que salíamos a rodar es una excusa bien pobre, mejor subir el nivel, la sopa es de sobre. El ciclismo es sinónimo de deporte, de amistad, de salud, de salidas en grupo y de compañerismo, todo lo demás es harina de otro costal.
Tener un mal día o estar cabreado tampoco es excusa. Muchas veces un saludo con desconocidos te alegra tanto como una parada de café a media mañana, es muy difícil explicar esto a alguien que no lo siente así. Hay modas que son pasajeras, esperemos que aquí se incluya este apartado. No perdamos uno de esos gestos que es símbolo de nuestra forma de vida. Desde el Tío del Mazo respaldamos que saludar es esencial para mantener nuestra riqueza, para recalcar nuestros valores. ¿En que bando te incluyes tú?
