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Se me quita usted el pendiente para hablar con el jefe

Al final la historia de Riccó no va a tener final feliz. El ciclista italiano acaba de ser suspendido nada más y nada menos que por la Comisión de la Tutela de la Salud de la Federación Italiana de Ciclismo (FIC) por “motivos inherentes a la tutela de la salud del propio deportista”.

De todos es sabido que las comisiones de la tutela de la salud se dedican a tutelar la salud de los ciclistas, hasta ahí todo normal, pero quizá casi sea lo único normal que rodea a este explosivo escalador que llegó a ser segundo en el Giro de Italia, ganar dos etapas en el Tour de Francia y ser comparado con Marco Pantani.

Ciertamente, los guionistas de la película sobre la vida de Armstrong se lo deberían pensar dos veces antes de rodar el biopic sobre el texano y analizar seriamente la posibilidad de hacer un largometraje con la vida del ciclista italiano, a pesar de que sólo tenga 27 años. Sería mucho más interesante, aunque quizás no tan edificadora.

Riccó fue suspendido por consumir CERA durante el Tour de Francia de 2008. Al principio lo negó todo, pero luego, al contrario que Hamilton o Landis, lo reconoció todo saltándose incluso el paso de acusar a Armstrong de haberse dopado para ganar 7 tours. Le cayeron 2 años, pero le redujeron la pena a 20 meses por buena conducta.

En febrero de este año, corriendo en el Vacansoleil, ingresó grave en un hospital de Módena, confesando al médico que se había hecho una autotransfusión de sangre. Los posteriores análisis confirmaron este punto. En esta ocasión, “la Cobra”, como era conocido antes de que le diesen cerita en el Tour de 2008, sí lo negó todo. No había dado positivo en ninguna carrera y nadie le podía sancionar, pero su equipo le expulsó inmediatamente y él, harto de todos y de todo, llegó a decir que el ciclismo le daba asco y que colgaba la bicicleta. Había tocado fondo.

Fue entonces cuando apareció Ivano Fanini, manager del equipo Amore e Vita. Riccó no estaba acabado. Podía volver a competir, el equipo de Fanini le abría las puertas. Eso sí, tenía que cumplir cinco condiciones, que reproducimos textualmente:

1. En la próxima reunión con Fanini, Riccardo debe quitarse los dos pendientes, piercings y también el diamante incrustado en un diente. Esta es una evidencia de una imagen totalmente nueva.

2. Tiene que dejar de trabajar con su agente y también con su entrenador. Estos profesionales, e incluso su abogado, no seguirán o aconsejarán por más tiempo.

3. Debe actualizar inmediatamente el pasaporte biológico y nunca tomar un medicamento o utilizar una jeringa, salvo autorización expresa por parte del equipo.

4. Tiene que venir a vivir con su esposa e hijo a un chalet de mi propiedad a pocos minutos de la sede del equipo por lo que le podemos controlarlo en todo momento.

5. Debe estar disponible para hablar con las autoridades competentes acerca de su conocimiento sobre el sistema de dopaje.

Sobra decir que Riccardo Riccó mandó al señor Fanini a freír espárragos con mayonesa. Que una cosa es, digo yo, no doparse y otra muy distinta quitarse los pendientes para hablar con el jefe o tenerse que ir a vivir, con su mujer e hijo, a un chalet propiedad de Fanini para poder estar controlado.

El Amore e Vita, cierto, no es un equipo corriente. Nacido en 1948, es quizás el equipo más antiguo del pelotón internacional, pero aunque ahora milita en la categoría continental (que viene a ser así como la segunda división del ciclismo) siempre ha sido un equipo más bien de segunda fila, que desde hace unos años hace gala de ser el paladín del ciclismo limpio y sin dopaje.

No en vano, si por algo es famoso este equipo es por estar patrocinado directamente por el Vaticano. En 1989, en los maillots de sus ciclistas se pudieron leer frases como “Dios te ama” o “No al aborto”, y en la temporada 2003 llegó a poner crucifijos en los manillares. Desde el año pasado, el equipo, también patrocinado por McDonald’s, cuenta con un equipo filial en España para las categorías inferiores

No parecía sitio para Riccó, que, lejos de quitarse los pendientes y el diamante del diente terminó fichando por un equipo croata que se concentraba en una ciudad llamada Polla, tirando hacia el sur de Italia. Allí estaba entrenando con el Meridiana-Kramen, su nuevo equipo, preparando el Tour de Serbia, cuando le llegó la suspensión decretada por la Comisión de la Tutela de la Salud. Le impiden correr, para protegerle, aunque de momento podrá seguir llevando los pendientes.

Por Techo Díaz

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