Por Techo Díaz.- El otro día leía en Twitter que al verano se le debía de haber muerto alguien, porque parece que se ha cogido cuatro días de baja. Pero a pesar del insistente mal tiempo y de las odiosas nubes no conviene equivocarse, el verano ya está aquí y eso es irreversible. Con todo lo bueno y todo lo malo, y también con las vacaciones.

Llega el momento de pararse un momento, reflexionar con quién y dónde vamos a pasar las vacaciones, aparte de con nuestra bicicleta. Bajar el Danubio en bici, pedalear por el Camino de Santiago, visitar Innsbruck y los Alpes o… ¿por qué no?, recorrer en bici las huellas de un guerrero legendario.

Seguramente no lo habíais pensado, pero resulta que eso es posible y es un plan de lo más apetecible. Recorrer el Camino del Cid no a lomos de Babieca, sino de una bicicleta de montaña o carretera, cambiando la Tizona por una bomba de hinchar ruedas y un puñado de parches por si acaso. El casco lo podemos seguir llevando.

Y es que ataviarse es lo primero. En lugar de viejas herrerías podemos visitar ahora modernas tiendas online como Bikester, donde hacernos con el material necesario para recorrer con éxito el camino. Dicen que el sendero ya no está infestado de sarracenos y mercenarios como antaño, pero no está exento de peligros. Nadie nos asegura que estemos libres de un pinchazo, una caída o una avería en las cadenas (palabra que por cierto sigue sonando muy medieval).

El Camino del Cid discurre por las provincias de Burgos, Soria, Guadalajara, Teruel, Zaragoza, Valencia, Alicante y Castellón, tierras por donde vivió sus aventuras el caballero castellano. En realidad, no se trata tanto de un camino en sí, sino de diferentes rutas (la del destierro, las taifas, la conquista de Valencia) que rememoran los parajes recorridos en el Cantar del Mío Cid por el héroe de la Reconquista.

Se trata de rutas que oscilan entre los cinco y seis días de duración para bicicleta de montaña, nunca superiores a los 300 kilómetros de longitud final. Si por el contrario se opta por recorrer estos parajes en bicicleta de carretera, las rutas sí pueden superar ligeramente este kilometraje, hasta alcanzar los 375 kms que comprende la Ruta del Destierro.

En definitiva, una opción muy buena para combinar cultura con deporte, desentumecer músculos y ganarse los favores de Doña Jimena. Todo, además, muy bien documentado y señalizado gracias al consorcio que se encarga de promover esta ruta. ¿Quién no ha soñado nunca con volver al medievo a lomos de un rocín con frenos hidráulicos? Este puede ser un buen año.

 

 

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