El Landismo no es una cultura que haya surgido de la noche a la mañana en el ciclismo. Es algo que practicar, algo que seguir y con lo que comulgar, es casi una religión para algunos de sus fans… Y cada día hay más. Especialmente la ‘Landineta’ está ganando muchos más adeptos en este Giro de Italia. Cansados de ver a Mikel besar el asfalto y rompiéndose las clavículas, en este 2022 se ha abierto para sus creyentes un halo de luz, como cuando en un día nublado consigue vencer un pequeño rayo de sol.
Por fin, el alavés ha conseguido llegar a la última semana de una Gran Vuelta, del Giro de Italia, sin percances, o mejor dicho, salvando los obstáculos que el destino le ha ido poniendo como ese día en la subida a Aprica donde casi termina con Pello Bilbao en el suelo. Exactamente, subiendo. Pero el Landismo ha experimentado un giro de tuerca, quizás un guiño de unas fuerzas mayores que pueden hacer cambiar la historia para que podamos ver a Mikel en el podio de Verona este año.
Por eso, hemos pensado que es un gran momento para no perder la perspectiva, recordar de donde viene este movimiento, los momentos de barro y penurias que ha sufrido, y vamos a rememorar, sin llamar a la mala suerte, las caídas más sonadas tanto por peculiares como por importancia en las Grandes Vueltas, de Mikel Landa.
Dauphiné, 2011
Nos remontamos casi a los inicios. Aquí el Landismo ni siquiera existía y de hecho nadie sabía que un 11 de junio de 2011 se iba a comenzar a gestar un movimiento sin precedentes. En la sexta y penúltima etapa de Dauphiné, camino de Le Collet d’Allevard, en uno de los descensos de una jornada exigente de montaña un grupo de vacas decidieron que un buen momento para cruzar la carretera era precisamente al paso de Mikel Landa por allí. Esto terminó con el vasco en el suelo y una fractura de clavícula con el consiguiente abandono cuando aún estaba en Euskaltel-Euskadi.
Quién lo iba a decir, que unas pacíficas vacas francesas originarían años después esta religión. Deberían ser vacas sagradas y su hogar un lugar de peregrinación.
Giro de Italia, 2017
Avanzamos unos años más y nos metemos en las Grandes Vueltas. Mikel Landa portaba el ‘1’ del Sky en aquel año en el que estaban rivales como Dumoulin, Mollema, Pinot, Nibali o Nairo Quintana. Se puede decir que la primera semana había transcurrido con normalidad, con escasas diferencias y pocas cosas que contar como suele ser habitual en el Giro. Pero entonces llegó la novena jornada.
Camino del Blockhaus (que este año también se ha subido) llegó la desgracia. Una moto de carrera paró incomprensiblemente en la cuneta izquierda y parte del pelotón, a toda velocidad, se estrelló contra este vehículo. El primero fue un corredor del Sunweb y después llegaron Geraint Thomas, Landa y muchos más. Aquello dejó a Mikel muy dolorido y completamente fuera de juego. Terminó la etapa por dignidad a casi 27 minutos de Nairo Quintana pero se quedó sin opciones.
Tour de Francia, 2018
Como si el 9 quisiera cruzarse en su camino por algo en concreto, al noveno día Landa volvió a juntarse con la desgracia. A este Tour al que acudía como uno de los líderes de Movistar en su primera temporada en el equipo telefónico, llegó el día del pavé y el final en Roubaix. Cierto es, en favor de Mikel, que hay que tener una habilidad extrema para sobrevivir en un día así por el que llegaron quejas desde muchos sectores al considerar que una etapa de este calibre no debería estar en el Tour de Francia. Pero este año tendremos más.
Pese al pavé y los millones de condicionantes que hay en días así, el de Movistar se fue al suelo de la forma más tonta. En un momento de relax, sobre asfalto, hizo el afilador y dio con sus huesos en el suelo. Terminó perdiendo unos pocos segundos con los favoritos pero dos días después, en la salida neutralizada (lo nunca visto), el alavés volvió a irse al suelo. Aún así, tiró de casta y terminó el Tour en la séptima posición.
Tour de Francia, 2019
Un año después y de nuevo con Movistar, Landa al asalto del Tour. Con el pelotón rodando a mil por hora como le gusta decir a Perico Delgado camino de la llegada en Albi, en la décima jornada la mala suerte quiso abrazar de nuevo a Mikel. En el gran grupo, un compañero de pelotón se le cae sorprendentemente encima y Landa no puede evitarlo así que termina siendo expulsado contra la cuneta izquierda.
Milagrosamente el vasco consiguió salvar un coche aparcado y no se estrelló contra él por un par de metros, pero sí lo hizo contra unos espectadores que también se llevaron un buen golpe. Landa cedió 2 minutos aquel día con respecto a Van Aert, el ganador, si bien es cierto que aunque perdió sus opciones de pelear por el podio terminó aquel Tour en sexta posición.
Giro de Italia, 2021
Y cerramos con lo que pasó el año pasado. Con la que, hasta el momento, es la última gran desgracia de Mikel Landa y su legión de fanáticos. En la quinta etapa en la que se cubrían los 177 kilómetros que separaban Modena de Cattolica, donde ganó Ewan al sprint, lo inexplicable apareció de nuevo.
Joe Dombrowski, con el maillot de mejor hombre en la montaña, se estrelló contra un operario (mal colocado, también hay que decirlo) que señalaba una mediana y en su peripecia se llevó consigo al suelo a Mikel Landa. La carrera iba lanzada preparando la llegada masiva en un día con fuerte viento y el alavés, ya en Bahrein, iba concentrado pero de nuevo los factores externos le llevaron al asfalto. El resultado, una evacuación en ambulancia, fractura de la clavícula izquierda, de la escápula y varias costillas rotas.
Ahora, nos quedan muy pocos días para llegar al domingo, el día final del Giro de Italia. Las opciones de Mikel están intactas y miles de fanáticos detrás de él sueñan con verle terminar la carrera sin infortunios… y sobre en el podio, al menos en el podio.
