Quizás el último reconocimiento, el más alto de todos, en el ciclismo se lo lleve una persona a nivel individual. Cuando recordamos grandes hazañas siempre hablamos del ganador del Tour de Francia o de La Vuelta, de quien se llevó aquella París-Roubaix épica o de quien coronó el Poggio en primer lugar para lanzarse como un loco en el descenso y hacerse con el triunfo en la Milán Sanremo. Pero para ese instante de gloria, para el remate final, durante kilómetros siempre ha habido un trabajo ‘sucio’ y menos lucido por parte de unos compañeros. Porque efectivamente, el ciclismo es un deporte de equipo y cada corredor forma parte de un engranaje diseñado al centímetro dentro de cada conjunto.

Ahí es donde surge una figura esencial para que después los que salen en la foto final puedan levantar los brazos con la cara sonriente. Es la del gregario, ese corredor que trabaja para el líder y cuya misión es dejarle lo más cerca posible de meta con el menor desgaste en sus piernas y que así parta en ventaja cuando vaya a jugarse las opciones de victoria mano a mano con el resto de los rivales. Es un papel indispensable en el equipo y a cualquier líder que se le pregunte seguro que tiene a su favorito o sus fieles escuderos muy claros.

Las funciones de un gregario

Son esas personas de las que un líder debe fiarse a pies juntillas de lo que les digan, ir a ciegas detrás de su rueda y confiar sin reproches. Son unas características inherentes entre líder y gregario, ya que todos trabajan por el bien común y si finalmente el llamado a culminar el triunfo final remata con éxito, no sólo será un logro del que cruzó la meta en primer lugar sino significará el trabajo bien realizado por parte de un equipo entero.

Los gregarios ejercen un papel importante a la hora de controlar una carrera. Su trabajo quizás se puede ver con más ‘calma’ en las Grandes Vueltas, donde el desarrollo de las jornadas es algo más lento, mientras que en las Clásicas todo suele estallar por los aires mucho más pronto. Por ello, el trabajo de estos corredores ayuda a los equipos a que todo tenga mucho más orden hasta el momento de dinamitar la carrera.

Ellos se agrupan en torno al gran líder, lo meten dentro de una especie de ‘burbuja’ y le quitan el aire para que el desgaste que sufra sea mucho menor. De esta forma, el llamado a llegar a los kilómetros finales lo hará con mucha menos carga que el resto y podrá hacer mayores esfuerzos que los demás. Un equipo con grandes gregarios ayuda, por supuesto, a aumentar las posibilidades de éxito pero el ciclismo no es una ciencia exacta y tener mejores corredores de este tipo no siempre es sinónimo de victoria.

Los gregarios pueden controlar la carrera para llevarla a un ritmo acorde a sus intereses o romperla por completo aumentando la velocidad para forzar un cambio de situación. En el momento en el que el último gregario deje su gramo de fuerza final, será el momento para el líder. Además, pueden hacer de ‘aguadores’ y bajan al coche para surtir de provisiones a sus compañeros.

Los mejores gregarios

A lo largo de toda la historia del ciclismo ha habido magníficos gregarios que, como suele ser habitual, han sido menos reconocidos que sus líderes pero que han contribuido al éxito común. Sin irnos demasiado lejos podemos recordar la figura de Chente García Acosta, ahora en el coche de Movistar Team, en sus años de Banesto o Caisse d’Epargne, una figura dura como una roca y fiel como el mejor escudero. También, alguien que se ganó su fama a pulso y que ahora predica con ella como Luis Pasamontes.

Pero podemos encontrar ejemplos más recientes para los más contemporáneos. Si nos seguimos ciñendo a figuras españolas, Imanol Erviti es en Movistar Team uno de los mejores aliados que pueden tener Alejandro Valverde o Enric Mas, al igual que José Joaquín Rojas o el propio Carlos Verona, que recientemente cambió su rol de forma provisional para lograr un triunfo increíble en Dauphiné. Jonathan Castroviejo es otro ejemplo perfecto de cómo un corredor sabe sacrificarse en el momento adecuado para dejar a su líder en la mejor situación con respecto al resto.

Si pensamos en los éxitos de Primoz Roglic con Jumbo Visma, hay que señalar por supuesto el trabajo de corredores como Jonas Vingegaard (casi líder a partes iguales), Tony Martin o el reconvertido de líder a trabajador en los últimos tiempos Kruijswijk. Rohan Dennis, Sam Oomen o el increíble Christophe Laporte, líder en las clásicas y gregario en las Grandes Vueltas, también han demostrado durante tiempo de lo que son capaces. Pero quizás el mejor aliado de Roglic en los últimos años y uno de los mejores gregarios de los últimos tiempos ha sido Sepp Kuss.

O si nos fijamos en Tadej Pogaçar, para que este prodigio del ciclismo triunfe en los últimos tiempos ha tenido con él a Rafal Majka, George Bennet o el rejuvenecido Marc Soler, que con su fichaje por Emirates Team parece haber encontrado un mejor nivel en su nuevo papel.

Antes eran nueve corredores los que podían ir a una Gran Vuelta pero de un tiempo a esta parte el número se redujo a ocho, quitando así una pieza del engranaje que supone un compañero, habitualmente gregario, menos para los líderes.

Personaliza ahora tu maillot

Compartir:

Otros artículos que te pueden interesar

Personaliza ahora tu maillot

¿Tienes un club al que quieras personalizar tu equipación? ¿Eres de los que tiene su propio estilo? Aquí podréis dar rienda suelta a vuestra imaginación. ¡Decirnos vuestra propuesta y sólo tendréis que ponéroslo!

Menú