Las miradas de la afición española, especialmente de la más exigente, estaban puestas en esta Vuelta sobre Enric Mas. Eran varios los motivos y lo cierto es que las razones para creer en él eran muy pocas, pero ha conseguido darle la vuelta a la tortilla. Las dudas del Tour, el poco espacio para recuperarse y esa fama, merecida en muchas ocasiones, es cierto, de ciclista reservón, rácano y conservador planeaban sobre el corredor mallorquín.
Sin embargo, la carrera le ha ido poniendo en su sitio y ese lugar es ser el segundo mejor corredor de toda la Vuelta, aunque no podemos olvidarnos del abandono forzado de Primoz Roglic. El de Movistar ha recuperado su mejor nivel casi de forma milagrosa, aunque por supuesto no sin mucho trabajo no sólo físico, sino especialmente en el plano mental, y está peleando entre los mejores que era realmente lo que en condiciones normales se esperaba de él.
Pero de nuevo las circunstancias de la carrera le han puesto en una buena posición para pelear por la que sería su primera Gran Vuelta, un éxito sin precedentes en su carrera deportiva. Tras el abandono de Roglic desapareció un rival muy duro de roer que venía a La Vuelta a hacer historia y Enric se ve relativamente cerca del líder, Remco Evenepoel, un imberbe además en este tipo de batallas. Y esa es precisamente la baza que está tratando de jugar el de Movistar, con esa posible debilidad que podría tener el belga en la ultima semana y los nervios de una situación así.
Enric está siendo más ambicioso que nunca. Como ya hemos comentado, esa fama de reservón siempre le ha acompañado pero, al igual que se lleva un buen número de palos por ello y muchas veces de forma merecida, cuando las cosas son al contrario también hay que resaltarlas. El mallorquín está siendo valiente como jamás antes le hemos visto y eso es algo digno de aplaudir. Se le ha visto plantar cara pero especialmente probar suerte en primera persona.
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Quizás su ataque más llamativo y al que más renta le sacó fue el de Sierra Nevada. En aquella terrible subida soltó de rueda tanto a Remco como a Roglic y ya no le volvieron a ver hasta meta. Y más allá, en el nuevo escenario tras el abandono del esloveno, en el Alto del Piornal ha dado una nueva lección de tesón. De manera constante y varias veces trató de soltar de rueda a Evenepoel, atacó y puso contra las cuertas al líder una y otra vez. Casi lo consigue, pero se quedó con las ganas, incluso el propio Remco se llevó la victoria en meta. Pero ha dejado claro Enric que lo va a intentar como sea, hasta que no le quede un gramo más de fuerza en el cuerpo porque el premio, el de ganar La Vuelta, es insuperable.
