Por Javier García
La Superliga resuena cada vez con más potencia dentro del pelotón internacional. La agencia inglesa Reuters ha sacado a la luz uno de los grandes argumentos para que el proyecto vea la luz. 250 millones avalarían un modelo de negocio totalmente diferente al que conocemos, el mensaje-como no podía ser de otra forma- lo firma un remitente omnipresente, Arabia Saudí. La guerra dentro de la escena ciclista continua, el Tour de Francia lidera la oposición frente a este nuevo panorama bautizado como One Cycling.
Las formas de financiación del ciclismo profesional sobreviven año a año con el agua al cuello y sin un salvavidas claro. La empresa, propiedad de los fondos de inversión pública saudí, pone sobre la mesa 250 millones, que evidentemente son un caramelo en la puerta del colegio para muchos equipos del world tour. Los impulsores de la nueva Superliga querrían acabar con la hegemonía de los patrocinadores en el ciclismo, constituyendo en ocasiones el 90 % del presupuesto total de los equipos. La idea giraría en torno a la obtención de nuevos ingresos, sin descartar la idea de la monetización del aficionado.
Los equipos Visma-Lease a Bike, EF Education-Easypost, Lidl-Trek, Ineos Grenadiers, Bora-Hansgrohe y Soudal-QuickStep son los grandes cimientos del proyecto y no cesan en el empeño de convencer a los demás. La oposición no la encamina un cualquiera, ASO, empresa que controla y organiza Giro, Tour y Vuelta ya ha cerrado la puerta al plan. Por su contra, Van Den Spiegel, director general de Flanders Classic,-sociedad que organiza el mundial de cx y algunas clásicas adoquinadas-, es otro de los que ve con buenos ojos que el nuevo diseño eche a rodar.
La principal incógnita reside en torno a como se pueden recuperar 250 millones de inversión en el mundo del ciclismo, ahora mismo parece algo totalmente irreal. Uno de los grandes riesgos de One Cycling está vinculado a que si el producto no es rentable obligaría a los equipos a devolver gran parte del importe que se les ha sido prestado. Lanzarse a una piscina vacía sería menos peligroso. Otro de los grandes interrogantes referencia el hecho de que ninguna carrera desarrollada en Arabia podría competir con las rondas más tradicionales europeas, las fórmulas tendrían que reinventarse.
Desde su origen, varios miembros afines a la idea han vinculado la nueva Superliga a la estructura de la Formula 1. Carreras tradicionales con un calendario, donde siempre corran los ciclistas más importantes del pelotón asegurando una potente audiencia presencial y televisiva. Nadie pone el dinero encima de la mesa de forma gratuita, por lo que la idea de la Superliga se mantiene en stand by a expensas de que la obra de orfebrería gane peso y sobre todo cuerpo.